jueves, mayo 2, 2024
20.5 C
Asunción
InicioHistoria“Me gusta ser médico, pero no en Paraguay”

“Me gusta ser médico, pero no en Paraguay”

Categoría

Fecha

Sin haber dejado de lado la somnolencia del día anterior, el Dr. en Pediatría Luis Gatti cuenta que comienza su jornada antes de la llegada de los primeros pacientes del día, en total incertidumbre con respecto a la manera en la cual avanzará su guardia a lo largo de las horas, pues la misma dependerá del nivel crítico de los internados y el recorrido realizado para medicar o atender la evolución de cada personal.

Así, entre expedientes, anotaciones, ayuda incluso en especialidades ajenas, la guardia transcurre con el estrés y el cansancio como principales protagonistas, donde el único aliado de la jornada es el café para mantenerse alerta ante los casos de urgencia o la llegada imprevista de un paciente en estado de gravedad. El pediatra explicó que una guardia normal está compuesta por 30 horas seguidas.

Las horas pasan y el tiempo para almorzar o descansar no solo se convierte en un excesivo ocio, sino también en algo prácticamente inexistente porque se realiza dependiendo del nivel de disponibilidad de cada médico. “Hay gente incluso que almuerza a las 17:00 si tiene una guardia horrible porque la medicina en Paraguay no es una cuestión de números, sino de gravedad”, indicó el Dr. Gatti.

Dr. Luis Gatti

Describiendo un estado en total destrucción, el médico indica que después de una guardia de 30 horas solo quiere ver su cama y hacer esta rutina algo repetitiva carcome la vida, la mente y la salud del personal de blanco.

“Al final, uno regala su tiempo de vida al estrés; con mi trabajo yo le regalaba mi vida al Ministerio de Salud y nunca vi eso compensado como debería ser”, manifestó, agregando que quisiera que las instituciones públicas entendieran que los médicos serían más efectivos y proactivos si tuvieran mejores condiciones laborales.

El Dr. Gatti cuenta con una larga trayectoria trabajando en el IPS como también en el Ministerio de Salud, pero a decir del médico decidió priorizar su paz mental antes que absorberse dentro de tanto cansancio, por lo cual renunció y ahora trabaja en el área de atención, pero en otras instituciones. Al respecto, declaró que no todos tienen esa posibilidad de decidir, por lo cual se pasan trabajando sin parar.

ENTRE LA FELICIDAD Y EL ESTRÉS
“Soy feliz ayudando a las personas, ayudando a mis niños a encontrar solución, contenerlos e incluso guiarlos. Para mí es una misión de vida contribuir a que los niños tengan un mejor país, pero no soy feliz del todo porque sigo viendo niños y personas expuestas, una salud pobre y un país que sufre”, expresó el Dr. Gatti.

Sobre el tema, sentenció que esa realidad termina amargando, generando una felicidad agridulce dentro de la labor médica, dejando la sensación de que le gustaría ser médico, pero no en Paraguay.

En otro aspecto, destacó que con la llegada de un solo paciente en estado crítico, se puede llegar a invertir 12 horas de guardia o más al tratar de derivar a la persona porque el sistema sanitario no da abasto para el nivel de necesidad exigida. De este modo, aparte del propio paciente que se encuentra en total estado de espera, el médico explicó cómo incluso sortean el día a día entre la falta de insumos.

Por otra parte, como si el desgaste diario fuera insuficiente, si un médico se equivoca con algo o se desarrolla una mala situación durante su jornada, debe pagar con una guardia castigo que va hasta 36 horas. Igualmente, en los bautismos para los nuevos residentes, por ejemplo, hacen que los mismos se queden durante todo un mes en el hospital.

“¿Qué garantías damos a la ciudadanía los médicos que trabajamos más de 12 horas? Por eso pedimos el horario universal de 12 horas fijas, pues se trata de una cuestión de salud. Tenemos compañeros que terminan acabando con su vida por culpa de estos sistemas y esto se debe cambiar”, resaltó el especialista.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
Artículo anterior
Artículo siguiente