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Despiadada Venus

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Por Cristian Nielsen

Durante milenios, los antiguos consideraron a Venus el “lucero del alba”, el célebre “morning star” de los anglosajones. Los incas denominaban al astro “waraq koyllur” al que le rendían culto en el templo de Pucayán, convirtiéndose así en “los adoradores del lucero del amanecer” que fue como los españoles encontraron a los incas durante la conquista.

En la Roma imperial, el culto a Venus tenía una raíz griega, como gran parte de la cultura romana, y que partía de la veneración a Afrodita.

En la mitología guaraní, el lucero del alba, ko’e mbyja, recuerda el sacrificio de Porasy que permitió sepultar todos los males en las profundidades cavernosas de un cerro. Para los navegantes, Venus fue siempre una guía que los conducía a puerto seguro. Para los poetas, un símbolo del amor eternamente renacido.

Para los rusos de la vieja URSS fue, en cambio, un objetivo a impactar con sus naves espaciales.

ROTO EL ENCANTO

Fue un 23 de octubre de 1975 cuando la astronave Venera 10 se aproximó a Venus después de un viaje de 40 millones de kilómetros lleno de interrogantes. Como el planeta gira muy lentamente, muestra siempre el mismo hemisferio a la Tierra, tal como lo hace la Luna. De manera que los científicos ardían en deseos de saber qué había del otro lado.

El artefacto despachado por los rusos se componía de dos módulos. Mientras la nave completa orbitaba Venus a buena altura, un vehículo menor se desprendió iniciando un descenso controlado hacia la superficie. Ya sabían que las condiciones físicas que habría de encontrar no serían ni remotamente parecidas a las de la Tierra.

Durante la reentrada, el módulo de aterrizaje sobrevivió a cargas de hasta 168 g (una g equivale a la gravedad que se experimenta en la tierra) y a temperaturas de hasta 12.000 grados centígrados.

A partir de allí, quedó claro que el apacible brillo que se recibe en la Tierra no es sino un pálido reflejo de las apocalípticas condiciones que estaba soportando el enviado de la astronáutica soviética. Sin embargo, pese a los malos tratos, la espacionave lanzada desde el Cosmódromo de Baikonur iba a sorprender por su resistencia.

ROMPIO RECORDS

Venera 10 transmitió durante 65 minutos desde la superficie, aun cuando había sido diseñada para hacerlo durante menos de la mitad de ese tiempo. Una foto del lugar de aterrizaje de Venera 10 mostró una superficie más suave que la que mostraban las fotografías enviadas por su hermana gemela, Venera 9. La idea era cubrir, entre los dos módulos, una panorámica de 360 grados, pero algunos desperfectos impidieron que la misión se completara en su totalidad.

Los funcionarios soviéticos que operaban el centro de control de vuelos no disimularon su contrariedad cuando supieron que la interrupción de la recepción de datos de los aterrizadores Venera 9 y 10 no se debió a las condiciones adversas de la superficie, sino a que los relés del orbitador para ambas naves espaciales se perdieron de vista.

Y arreglar todo eso a 40 millones de kilómetros era más que imposible.

UN MUNDO INVIVIBLE

Los científicos rusos fueron bastante mezquinos con el material fotográfico recogido por la misión Venera. Las pocas fotos que circularon y los datos limitados que las acompañaron muestran un medioambiente turbulento, de caldero en ebullición y absolutamente inviable para la vida humana.

La superficie de Venus aparenta ser un campo interminable de roca basáltica. Uno de los accidentes geográficos más notables es la montaña Aphrodite Terra, cuyo tamaño equivale al continente sudamericano.

La atmósfera está compuesta por dióxido de carbono mezclado con pequeñas cantidades de nitrógeno. Su densidad provoca un fuerte efecto invernadero que eleva la temperatura ambiente hasta 464 grados centígrados, más de veinte veces la temperatura promedio en la Tierra. Las nubes que forman una capa de hasta 40 kilómetros de espesor contienen gotas de dióxido de azufre y ácido sulfúrico.

Si al griego Píndaro, Venus le inspiraba encendidos versos amatorios y Julio César buscaba en ella buenos augurios para sus guerras de conquista, para los rusos fue un infierno a explorar que les entregó sólo algunos de sus secretos, pero a costa de devorar a todos sus emisarios.

Despiadada Venus.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.