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Asunción

A propósito de la “mochila transparente”

Carlos Sebastián Ibarrola
Consultor en Comunicación
carlos@comunica.com.py

Ante el trágico homicidio de una docente a manos de su propio estudiante, las autoridades nacionales analizan la posibilidad de implementar mochilas transparentes, escáneres o detectores de metales en las escuelas.

Sinceramente cuesta trabajo imaginar una reunión de autoridades nacionales en la que la mejor idea resulte una medida policiaca que viola -a todas luces- derechos constitucionales. Para estas autoridades, pareciera ser que el problema no es la violencia, sino el puñal en la mochila.

A este lugar se llega a través de décadas de una educación defiende, a la que no le importa lo que suceda en la cabeza de sus estudiantes, siempre y cuando se mantengan las formas. Un estudiante con arma de fuego, una madre que amenaza a un alumno y la propuesta de medidas policiacas en las escuelas termina de darnos el contexto de la situación.

Como sociedad, permitimos que las escuelas se caigan a pedazos, que la merienda no llegue, un transporte público violento, y por si fuera poco, la zozobra de vivir con miedo en nuestras calles, donde lo único que circula para nuestros jóvenes y con comodidad, es la droga.

Habría que alejarse un poco más para ver el cuadro completo, aunque no demasiado. Más de 700 mil paraguayos votaron a un candidato “antisistema”, que abiertamente promovía la violencia como política de estado. Un estado que permite una manifestación “irracional” que violó derechos constitucionales de miles de compatriotas. Un senador electo que tiene más imputaciones que años de vida, un futuro ministro del Interior dispuesto a quemar libros en la plaza pública, un presidente electo que tendría cuánto menos una decena de fotos con amigos y conocidos narcos, en un país donde el senador más votado es un conocido comprador de votos. Podemos seguir, hablar de Erico Galeano, de Horacio Cartes o de la pandemia en la que miles de compatriotas perdieron la vida porque el estado no estuvo allí para ellos.

Pero el problema, al parecer, lo van a solucionar con mochilas transparentes, como un “símbolo” dicen, incapaces de dar un buen ejemplo, pensaron en un “símbolo”. Sería un buen símbolo si obligaran a los parlamentarios, ministros y autoridades en general, a llevar la “simbólica mochila” todos los días. No es un símbolo, cuando se violentan los derechos de nuestros niños y jóvenes.

Nos hemos convertido en una sociedad sin adultos capaces de dar un solo ejemplo, gobernados por incapaces y delincuentes qué creen que los problemas de fondo se solucionan con medidas de forma, con medidas policiacas, atropellando los derechos de la gente. No obstante, no quiero parecer cándido, porque yo también sé que para robar, por supuesto que hace falta capacidad, el tipo de capacidad que le sobra a algunas autoridades que son capaces de convertir cada crisis o tragedia en un asalto a la gente.

Somos una sociedad incapaz de escuchar a sus niños, adolescentes y jóvenes que necesitan un marco social con tan siquiera un dejo de dignidad. “Yo a tu edad…” decimos los adultos, como si fuéramos un caso de éxito, cuando cargamos y descargamos la responsabilidad de la violencia en nuestros jóvenes, como si ellos no fueran el fruto de todo lo que construimos nosotros.

Nuestro problema como sociedad es que somos claramente incapaces. No nos preocupa lo que nuestros niños llevan en su cabeza, nos preocupa lo que llevan en su mochila.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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