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Envejecer cómo objetivo

El mundo nace, crece, se desarrolla y muere, es lo más natural entre los humanos y cualquier ser vivo en el universo. Ser, niño, adolescente, joven, adulto y una persona mayor de edad es algo orgánico, normal y frecuente cómo debe ser nuestra preparación para vivir en orden cada etapa de nuestra vida, sin ser una molestia para la familia, los amigos o personas que se comprometan a hacerse cargo de nosotros. Todo eso puede causar un malestar en nuestra mente y/o espíritu. Por este motivo “envejecer bien no debería estar reservado a los más ricos, sino que debería constituir un objetivo incondicional para todos” como dicen los expertos.

En Francia las personas mayores precarias que acuden a centros de alojamiento también deben poder beneficiarse de las competencias de ayuda a domicilio, recuerda, en un artículo en “Le Monde”, Aurélie El Hassak-Marzorati, directora general del Centro Protestante de Acción Social. Refiriéndose a cualquier persona de edad que podrían ser familia, conocidos o amigos.

Seres humanos cómo abuelos, maestros, jefes o persona mayor de edad con quien hayamos tratado alguna vez en nuestras vidas que sin darnos cuenta muy pronto estaremos con canas, arrugas o una herramienta para ayudarnos a movernos, ver o escuchar bien y un pastillero que nos receten para seguir con salud en este viaje de vida que nunca sabemos cuándo se acabaría. Y ellos  nos piden siempre mucha atención y cuidado siempre ante cualquier amenaza que nunca dejan de existir en cualquier lugar, tiempo, estación o compañía.

Emprender el camino a la vejez

Nunca es tarde para recordar o hacer referencia al estado de nuestros mayores de edad que no se limitan a ser las personas de nuestra familia, vecindario o cualquier “viejo” que esté cerca de nosotros. Así cómo la mujer, el niño o persona con algún género u origen racial en particular demandan y tienen sus derechos también tienen el deber de atender y cuidar la salud y vida de los mayores que nos rodeen.

Esta realidad destacada en Francia no se limita a existir en este país sino es una global donde existimos jóvenes, niños, adultos y mayores de edad que están encerrados y marchitándose en habitaciones y/u olvidados en un lugar de sus casas o hasta en la nuestra donde existimos entre personas que necesitamos estar unas con otras para justificar nuestra condición gregaria. Todo por la sencilla acción de estar juntos hacemos mucho o todo para personas de edad que van perdiendo no solo la apariencia juvenil sino esa alegría y energía que nos caracteriza al ser jóvenes.

 

Todo es un camino finalmente que hay que aprender a desandarlo.

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