Dichas elecciones, pueden estar relacionadas con la manera en la que se disfruta de prácticas específicas, así como el propio encuentro sexual. Esto se refiere específicamente a personas que sienten mayor placer durante el coito con parejas casuales y otras que disfrutan más estando con alguien estable.
Edurne Jabat, profesora asociada de Sociología de la Universidad Pública de Navarra e investigadora de temas de género y sexualidad, había expresado al medio español La Vanguardia que en el contexto de la necesidad de una sexualidad activa, muchas veces uno busca desprenderse de una pareja estable.
No obstante, para otras personas, es necesario el sexo con amor y, por ende, coincidir con una pareja estable. Esto teniendo en cuenta que, de acuerdo a los profesionales, se genera un anclaje a una persona en una relación de intensa apertura física o emocional.
“¿QUÉ SIENTO?”
Teniendo en cuenta una conversación detallada entre el medio Vice y diversos profesionales expertos en el área de la sexología, todos descubrimos y comenzamos a comprender nuestra sexualidad a nuestro propio ritmo.
Para la sexóloga Ingar Tempels, del Centro de Sexología de Ámsterdam, tener más predilección por encuentros sexuales con parejas casuales, antes que estables, no quiere decir que algo esté mal contigo, pues al fin y al cabo una persona debe interiorizar con sus deseos, anhelos y placeres, para luego vivir su sexualidad de la manera más conveniente y satisfactoria posible.
Alguien puede lograr una sensación repleta de placeres diferenciados y a su vez complementados, compartiendo exclusivamente con una persona en su vida, pero de todos modos resulta muy válido sentirse satisfactoriamente más activo/a manteniendo el sexo casual como regla casi general.
Tempels sugiere que para descubrir más certeramente cómo nos hace sentir el sexo nos hagamos algunas preguntas: ¿Cómo experimento el sexo que estoy teniendo? ¿Lo disfruto?
Luego de todos estos planteamientos pueden surgir alternativas o variantes ante el tipo de encuentros sexuales que mantenga una persona a lo largo de su vida. Hecho que incluso puede seguir cambiando, pues las relaciones sexuales no son absolutas y toman diversas formas y sensaciones, dependiendo del contexto y el tipo de placer deseado en el momento.
En el Centro de Sexología, Tempels ocasionalmente se encuentra con personas que usan el sexo como una herramienta de validación. Lo cual probablemente aleje en su totalidad a una persona de la mínima experiencia satisfactoria que pueda llegar a experimentar; esto debido a que siempre se encontrará expectante de llenar siempre expectativas ajenas a las suyas, dejando de lado su propio disfrute.
«No necesariamente experimentan el sexo como algo placentero. En realidad, es más satisfactorio si lo haces porque sientes el deseo de hacerlo», argumentó. Entonces, si una persona llega a disfrutar más de su sexualidad compartiendo experiencias con más de una persona, pero no se atreve a seguir explorando esos aspectos de sus deseos, en realidad solo se seguirá sometiendo a reducir al mínimo la manera en la que puede evolucionar los aspectos sexuales de su día a día.
No existe una regla de oro que determine cómo es o debe ser una vida sexual saludable. Incluso si tal cosa existiera, definitivamente no se basaría en la cantidad de personas con las cuales alguien llega a acostarse ni si mantiene como un patrón las relaciones casuales, antes que las de largo plazo.