Chupando, lamiendo, mordiendo o besando apasionadamente, para saborear los pies no existe un patrón determinado o una regla básica, solo ganas de ofrecer o disfrutar de una explosión de satisfacciones con esta gran zona erógena, ¿te animarías a experimentarlo?
Las zonas erógenas del cuerpo son tan amplias que el placer no se centra en una sola área. ¿Ya probaste con ir un poco más allá de los muslos de tu pareja, rozando un poco su pantorrilla, hasta llegar a sus pies? Dichas partes del cuerpo pueden estar rodeadas de un elevado placer que solo espera por unas manos curiosas o una boca hambrienta para exteriorizar su disfrute.
El psicólogo clínico y consejero en sexología clínica, Nicolás Palomino, explicó que los pies, como otras partes del cuerpo fuera del área genital, son una zona erógena secundaria.
Lic. Nicolás Palomino
“Las maneras más frecuentes en que se estimulan, y sugieren una práctica de experimentación, son las de masajes suaves y lentos entre los dedos de los pies; otra es la de masajear el espacio entre la planta de los pies hasta el talón, empleando el dedo índice y el pulgar al llegar al talón”, indicó el profesional, describiendo la manera en la cual se puede generar placer con esa parte del cuerpo.
Así también, aclaró que las prácticas se desarrollan en modo cíclico y repetitivo, por espacios no mayores a 5 minutos preferentemente. Palomino comentó que si la pareja se anima a experimentar, pero no está plenamente convencido/a que lo vaya a disfrutar, lo mejor es iniciar con lo más leve en cuanto a zona abarcada: dedos, planta, talones, la zona superior o partes más cercanas a la pierna.
Una vez seleccionada la zona se pueden realizar estimulaciones como caricias, besos, lamidas o mordidas suaves. Al respecto, el licenciado declaró que pretender abarcar varias zonas o estimular de diversas formas a la vez suele conllevar a un mayor rechazo en la pareja que aún no está del todo segura de querer desarrollar la práctica.
DATOS DE LOS PIES
“Se conocen más de siete mil terminaciones nerviosas en el pie, de ahí que los golpes, cosquillas y caricias en dicha zona tengan un eco especial en el sistema nervioso; este es el principal motivo por el cual los pies representan una zona erógena tan efectiva”, declaró el especialista.
Aparte de esas terminaciones que la convierten en un elemento determinante para el placer, el licenciado Palomino comentó que también guarda un alto atractivo erótico por sus características que generan interés, como lo son su morfología mayoritariamente curva y que puedan presentarse en distintos tamaños.
“Una persona con fetiche de pies puede preferirlos pequeños, medianos, grandes, finos, gruesos, con cierta formación en los dedos, etc., aparte de los olores, al preferir sentir el olor característico de las zonas que los atraen, antes que un olor neutro”, expresó el consejero sexual.
De este modo, teniendo en cuenta los fetiches más habituales, Palomino se animó a afirmar que estimular los pies constituye la práctica erógeno-fetichista más extendida y aceptada por detrás de las referentes a las zonas erógenas primarias, como los genitales, pechos y zona anal, de cerca le siguen el cuello, las orejas, la espalda, las axilas, etc.
FUERA PREJUICIOS
“Tanto el fetiche como la estimulación de los pies en la intimidad son dos aspectos muy extendidos, solo que muchos de quienes los practican no lo confiesan por el miedo al qué dirán, a que parezca extraño y otros conceptos erróneos propios de una mala información recibida”, determinó el licenciado.
Ante esto, argumentó que entre los sexólogos habitualmente se comenta que la mayor zona erógena del cuerpo humano es la piel, algo que esconde una gran realidad detrás: en la intimidad cualquier caricia bien hecha puede tener un efecto positivo y placentero en distintas zonas del cuerpo, más allá de aquellas consideradas como tradicionalmente erógenas.
“Anímense a recorrer el cuerpo de su pareja, tiene mucho por demostrarles y ofrecerles, el sexo también implica un descubrimiento mutuo. Piensen en que pueden ser la primera persona en encender el deseo de sus parejas en una zona que ellas mismas desconocían”, puntualizó el profesional; y vos, ¿te atreverías a saborear los pies de tu pareja o sentir la lengua de tu compañero/a recorriendo los tuyos?
Carita: Nicolás Palomino, licenciado en psicología clínica y consejero en sexología clínica.
“Las más de siete mil terminaciones nerviosas de los pies representan el principal motivo por el cual constituyen una zona erógena tan efectiva”.
FORMAS DE ESTIMULACIÓN
– Algunas de las cosas más comunes que pueden excitar a tu pareja incluyen oler tus pies, acariciarlos suavemente o chuparte los dedos.
– Muchos fetichistas disfrutan sentir los pies de su pareja en la cara, ya se trate de un suave o una forma de dominación en la que se usan los pies para ejercer presión en su cara o cuerpo.
– Mientras tu pareja te frita o masajea los pies, podés preguntarle qué se siente para abordar una mayor excitación a través de conversaciones, para luego pasar a sentir su boca entre tus dedos.