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Violencia cómo opción política

Una expresión cacofónica, sin sentido, y disonante es la combinación de violencia y política, por carecer de sentido el hacer política  promoviendo el bien común o utilizando la violencia para hacer que el otro piense o actúe de acuerdo a lo planteado. Este ejercicio es llevado adelante por Bolsonaro en su campaña para volver a ser presidente de su país  según la prensa británica.

Ahí se  destaca que ‘Bolsonaro promueve el odio’: la violencia acecha antes de elecciones cruciales en Brasil, previstas para el 2 de octubre ante el ex presidente Lula Da Silva, que también está en campaña para llevar su gobierno adelante en un país que tiene además de grandes dimensiones, problemas dentro del mismo que emulan su tamaño. Según las últimas encuestas Lula podría ganar en primera vuelta y si eso ocurriera Bolsonaro abandonaría la política para siempre. 

Proporciones de dilemas que deben ser encarados con calma, razón y espíritu de solución pacífica sin hacer alusión de violentar a nada o nadie, si se pretende obtener la empatía y apoyo colectivo total de la población que es la que elige y tiene la voz final en las elecciones por ser el demos del kratos.

Según críticos el brutal asesinato de un simpatizante de Lula y otros incidentes violentos son producto de un clima tóxico azuzado por el presidente de extrema derecha, que desea continuar en  el palacio de Planalto para mantener sus politicas extremas que entre ellas ha supuesto la muerte de un millón de brasileños por culpa de sus politicas erradas contra el covid. 

Un genocidio desconocido

Con una población de 212 millones de habitantes el Brasil con sus necesidades y dilemas llevan encima ahora previa a su fiesta política se encuentran con un candidato que hace alusión o habla con rudeza para así intentar reunir los votos que podrían o no volver a hacerlo primer mandatario de un país que solo tendría buenos resultados si lograra que su ciudadanía preparada participe y cumpla sus deberes cívicos. Algo nada facil en una Nación notablemente inequitativa e injusta como Paraguay y Chile. 

Los derechos que forman parte del sistema democrático  solo funcionan si el habitante cumple con sus deberes  cómo miembro de una colectividad nacional para así llegar a alcanzar el objetivo final de proclamar sus derechos.

El conjunto de normas que imponen deberes y normas que confieren facultades, que establecen las bases de convivencia social y cuyo fin es dotar a todos los miembros de la sociedad de los mínimos de seguridad, certeza, igualdad, libertad y justicia.

Todo finalmente para lograr equilibrio, paz y todas las referencias para construir cualquier proyecto nacional en conjunto y no en clima de violencia como lo que acontece en la actualidad.

Tarea compleja de llevar adelante en otro país continente como es el Brasil que necesitaría de un presidente valiente y con la fuerza necesaria para coordinar bien trabajos dentro como fuera de sus fronteras.  

En Brasil mas de 60 mil personas son asesinadas anualmente con una cifra que coloca a esta nación con un genocidio desconocido por muchos. Ahora la violencia ha llegado a la polìtica y los políticos parecen preocuparse porque les toca de cerca.-

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