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Un conflicto que retrocede un siglo

Europa en la actualidad está dejando de ser un atractivo cultural, financiero o de vacaciones para convertirse últimamente en portadas de titulares más que en letras y titulares llamativos. Ucrania enfrenta momentos difíciles frente a su gran vecino ruso que desea imponer su visión imperial frente al país que formó parte de la Unión Soviética hasta 1991.

Ese año, los países que formaron parte de un bloque con Rusia decidieron separarse del gran hermano para iniciar su vida independiente pero con una región en el este habitada mayoritariamente por ciudadanos de habla rusa sembrados de ex profeso en territorio ucraniano. Estos para protegerse del gran oso ruso quieren ser parte de la OTAN o la Organización del Tratado Atlántico Norte conocida también cómo Alianza Atlántica formada por 29 países con el liderazgo de los EEUU. Esto es rechazado por Putin que considera una amenaza a su integridad cosa que sin embargo no aplica con las repúblicas bálticas protegidas de la OTAN y con limites también con Rusia al igual que Ucrania.

Temores renovados
Esta organización militar fue constituida durante la guerra fría para garantizar la libertad y la seguridad de sus miembros a través de medios políticos y militares. Rusia no tiene la mejor historia de relaciones políticas y/o económicas con los países miembros de la Alianza aunque les provea de grandes cantidades de gas en especial a Alemania. En tiempos de globalización, igualdad, fraternidad, comprensión y unión de ideas para la construcción proyectos particulares en colectivos volvemos a retrotraernos a comienzos de la primera guerra mundial.

44 millones de ucranianos con un presidente que es un ex comediante tienen que sobrevivir en su país independiente hace 31 años. Mientras Biden anuncia cada vez que puede que Putin ya invade Ucrania como para detenerlo pero la tensión sube y los precios del petróleo se incrementan. A todos nos afecta este conflicto en la Europa del Este

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