La venta de helados ha sido un proyecto familiar que ha tenido éxito desde mediados de 1990, hasta ahora sigue siendo supervisada por la primera dueña, Erika García y su hijo.
Un alojamiento con 10 cabañas hace sentir a los huéspedes como en casa y propone pasar un espacio de relax acompañadas de las mejores pizzas y el mejor paisaje.