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¿Quién dijo que el sexo debe doler?

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En más de una ocasión se dice que si al momento de tener relaciones sexuales, te quedás con una sensación de dolor significa que disfrutaste mucho de tu encuentro sexual. Sin embargo, esa creencia no puede estar más lejos de la verdad.

Teniendo en cuenta las publicaciones de la terapeuta sexual Agustina Fulgueiras, el sexo únicamente debe provocar placer y disfrute. Por ello, a la hora de hablar de dolor durante las relaciones sexuales, al menos en la zona genital, la profesional resaltó que es indispensable tomar conciencia y no normalizarlo, pues en muchos casos el dolor puede terminar en algo más grave y tendrá la necesidad de ser tratado.

“A veces el acto se puede convertir en algo muy frustrante cuando es doloroso. En algunos casos, el dolor es tan frecuente que se puede llegar a asumir como algo normal”, mencionó la sexóloga.

Desde el punto de vista de la terapeuta, los temas religiosos, sociales y educacionales han generado que algunas mujeres, aún hoy en día, naturalicen el hecho de no sentir satisfacción sexual y, lo que es peor, en su lugar, sentir dolor.

AFECCIONES DIRECTAS
Teniendo en cuenta las declaraciones de la sexóloga Fulgueiras, el constante dolor dentro del sexo puede provocar o estar relacionado con posteriores problemas genitales que deben ser tratados.

Estos pueden ser: la dispareunia, una disfunción sexual manifestada por dolor vaginal inmediatamente antes, durante o después del coito; el vaginismo, consistente en la contracción involuntaria de los músculos del primer tercio de la vagina frente a la introducción del pene y, en algunos casos, frente a los dedos, tampones o exámenes físicos, produciendo así un dolor coital que impide la penetración.

Ambas afecciones, habitualmente más generadas tras el dolor, inciden de forma negativa en la frecuencia y la satisfacción sexual, pudiendo afectar la calidad de vida con diversas dificultades en la relación.

Por otra parte, los efectos más observados por este tipo de dificultades son: dificultades durante la penetración vaginal por un marcado dolor vulvovaginal o pélvico, que puede presentarse incluso con un leve contacto entre los genitales, así como contracción y tensión de los músculos del suelo pélvico durante el intento de penetración.

En la dispareunia, el dolor puede presentarse de manera superficial, produciéndose a nivel vulvar; de manera vaginal, a lo largo de todo el canal; de forma profunda, que se manifiesta con los empujes de la vagina al distenderse los fondos de saco; de entrada, cuando se da durante la penetración, pero disminuye con la lubricación o relajación; de manera concomitante, el cual duele a lo largo del coito y no por ausencia de un lubricante.

Por último, se encuentra el dolor posterior, en el cual persiste una sensación dolorosa, casi siempre acompañada de escozor justo al finalizar el encuentro sexual o luego de horas de haberlo concluido.

CÓMO IMPACTA LA DISPAREUNIA
(Según la sexóloga Fulgueiras)
– En las funciones sexuales disminuye el deseo; se genera una dificultad en torno al nivel de excitación, así como disfunción orgásmica.
– En las relaciones, se produce una distancia emocional y conflictos; hay una mayor insatisfacción en la pareja y posibilidad de infidelidades, al igual que miedo al abandono.
– En la persona, se observan desajustes emocionales, autovaloración negativa y baja autoestima.