De las seis expulsiones registradas en la recién terminada jornada de la Serie A italiana, cuatro fueron recibidas por los técnicos. El portugués José Mourinho, Luciano Spalletti, Simone Inzaghi y Gian Piero Gasperini vieron la roja por protestar a los árbitros, contra los que las polémicas van cada vez aumentando.

Quizás aún más significativas que el fútbol, con el Milán que alcanzó al Nápoles al mando de la clasificación, fueron las polémicas quienes tomaron el protagonismo en una jornada marcada por decisiones dudosas y quejas que demostraron un grave problema de comunicación entre entrenadores y árbitros.

«Que echen la cara y salgan por televisión a explicar sus decisiones», fue la tajante queja de un enfurecido Gasperini, técnico del Atalanta, tras ser expulsado en el encuentro empatado 1-1 por su equipo contra el Udinese.

Le siguieron Mourinho y Spalletti, ambos expulsados en el Roma-Nápoles por el árbitro Davide Massa, hasta la roja vista en el denominado «Derbi de Italia» por el técnico del Inter de Milán, Simone Inzaghi, tras recibir el 1-1 del Juventus en el 89, firmado de penalti por el argentino Paulo Dybala.

La Serie A aprobó desde la temporada 2019-2020 la introducción de las tarjetas también para entrenadores y cuerpos técnicos y creó además la figura del «mediador» arbitral, un exárbitro de gran recorrido internacional encargado de agilizar la relación con los clubes.
Si en los primeros meses esta decisión pareció dar dividendos, las últimas semanas han visto aumentar verticalmente los problemas.

Se difundió en Italia una general falta de confianza en las decisiones de los colegiados, también a causa de unas reglas que, según defienden los técnicos y directivos, no siempre se aplican de forma coherente.

Fue el caso del penalti concedido, tras revisar el árbitro el vídeo en el campo, al Juventus en el encuentro de San Siro contra el Inter, que Dybala transformó para empatar 1-1.

Al principio, el árbitro vio un contacto entre un pie del holandés Denzel Dumfries, del Inter, y el brasileño Álex Sandro, del Juventus, pero decidió no pitar el penalti al no considerarlo suficiente para determinar una falta. El VAR detectó un posible error y ordenó al colegiado ir a revisarlo en la pantalla ubicada a pie de campo, hasta que éste decidió otorgar la pena máxima.

Simone Inzaghi se enfureció y lanzó una camiseta dentro del campo, lo que provocó su expulsión.

Al acabar el encuentro se abrieron las polémicas pues, según el Inter y parte de la crítica, la primera decisión del árbitro, o sea un «no penalti», no representaba un «claro y evidente error», como exige la regla de uso del VAR.

Distinto fue el caso de Mourinho y Spalletti en el Roma-Nápoles, ambos expulsados por protestar al colegiado. Mourinho, expulsado a diez minutos del final, se defendió asegurando que protestó con sus colaboradores técnicos y no directamente al árbitro.

Spalletti, que vio la roja cuando el partido ya había terminado, fue castigado porque Massa interpretó sus aplausos finales como si fueran irónicos, algo que el técnico italiano negó.

«Fui a despedir a Massa y le dije que había fallado un par de cosas, pero que, a pesar de eso, fue bueno. Él conectó las dos cosas y me expulsó», lamentó Spalletti.
Las imágenes parecen confirmar la versión de Spalletti y demuestran la tensión que existe entre técnicos y colegiados.

El deseo común de los entrenadores italianos es que los árbitros comparezcan por televisión al acabar los encuentros para explicar sus decisiones.

El año pasado, la televisión pública RAI hizo historia en Italia al conseguir invitar a Daniele Orsato en uno de sus programas deportivos para que repasara algunas de sus decisiones.
Sin embargo, de momento, este tipo de intervenciones no se ha repetido de manera habitual. EFE

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