Mordiendo un poco los labios, recorriendo el cuello con la lengua, masajeando la zona lumbar o frotando ligeramente los pezones, las zonas erógenas se vuelven elementales al momento de desarrollarse un encuentro sexual en pareja pero, ¿las mujeres pueden llegar a sentir mayores placeres que los hombres?
El psicólogo sexólogo, Ariel González, explicó que las zonas erógenas son todas aquellas donde se supone que hay mayor sensibilidad y mayor excitabilidad en cuanto a la respuesta sexual. Contó que generalmente se habla de los pezones, genitales, labios y otras zonas, pero depende de la forma en que cada hombre o mujer va conociendo su cuerpo para saber qué partes les genera mayor placer.
Psicólogo sexólogo Ariel González
“Técnicamente, cualquier ser humano puede tener zonas erógenas desde la punta del dedo del pie hasta la punta del pelo de la cabeza. Todas las zonas están cargadas de nervios, por lo cual cualquier área puede llegar a ser sensible o estar apta a una sensación que pueda producir placer”, expuso el profesional.
Sobre el tema, reveló que afirmar por una mujer que la misma tiene más zonas erógenas que el hombre sería incorrecto porque básicamente cualquier ser humano, tenga pene o vagina, posee el órgano más grande, que es la piel. Con esto, la pareja puede recorrer de muchas maneras el cuerpo de su pareja, probando elementos y sensaciones que brindarán amplias excitaciones a ambos, sin ninguna distinción.
Por otro lado, dijo que se debe recordar que el mayor afrodisíaco es el cerebro y este a veces se focaliza en algunas zonas más que en otras, por lo cual un individuo siente más placer en áreas específicas.
MÁS TOQUE, MÁS PLACER
“Creo que la estimulación, más allá del tipo de contacto que se pueda realizar, empieza por todo lo que es el juego de seducción verbal: lo que se diga, cómo se diga, con susurros, con jadeos, etc. Esto predispone mucho no solo a las mujeres, sino también a los hombres”, formuló el sexólogo.
Dentro del punto, garantizó que las caricias también deben ser diferentes, independientemente de las zonas, enfocándose en que sean rápidas, lentas, con golpecitos o roces. Por ello, la forma en que sea la caricia podría ser un elemento nuevo y se puede realizar en cualquier zona que no sean exclusivamente los genitales.
“También creo que cuando hablamos de cómo estimular de una manera diferente, considero importante preguntar a la pareja lo que le gusta o no; si la misma no lo sabe, pueden experimentarlo juntos, dando paso a nuevas estimulaciones”, indicó.
Manifestó también que a veces se da un nuevo elemento, fuera del ritmo y las zonas, que puede ser la razón de la estimulación. Esto puede tratarse de una pluma, un pedazo de tela, algún líquido o sustancia que sirva para generar fricción en el cuerpo de la persona, entre otros elementos.
Igualmente, hablando sobre el tema, conversando sobre las relaciones sexuales se pueden establecer acuerdos, como hacer cosas específicas sin necesariamente llegar a la penetración. Por este motivo, a decir del psicólogo, durante la pandemia se mencionó mucho la masturbación como principal recurso para sentir placer fuera del acto penetrativo.
“Hay muchas parejas hoy en día que, en lugar de centrarse en el acto penetrativo, cambian su estilo de estimulación viendo una película que los erotice, estimulándose en compañía, pero de manera individual o entre ambos”, detalló.
En cuanto a la creencia de que a los hombres les cueste alcanzar altos niveles de placer a través de las zonas erógenas, el sexólogo lo catalogó como un mito, pues tanto hombres como mujeres tienen la capacidad y potencialidad de sentir placer en todo el cuerpo.
LAS ZONAS ERÓGENAS
(De acuerdo al sexólogo González)
– Cada ser humano irá descubriendo sus propias zonas erógenas.
– Lo que para mi pareja puede ser erógeno para mí no, mientras que hay áreas comunes como los labios y pezones.
– A veces también son estimulables la parte interna de los muslos, las nalgas, el ano, el cuello, la espalda, la zona lumbar, los pies, los dedos y un sinfín de áreas más.
– Disfrutar de una zona erógena depende de cada ser humano, por eso es importante conversar sobre el tema.
– Si no se puede en pareja, uno mismo puede ir redescubriendo sus zonas, sin olvidar que el mejor afrodisíaco es el cerebro.
– Lo que aprendemos, sabemos, experimentamos, constituyen elementos principales para disfrutar mejor de las relaciones sexuales.