Con un zapateado en la Plaza de España de Sevilla, inició el viernes el desfile Crucero 2023 de Dior. Cada detalle de la noche estuvo cargada de referencias y guiños al cine, el arte y la artesanía española.
El despliegue de la casa francesa rememoró la edad dorada de la cultura española, recordó la revista internacional Vogue. El mundo ecuestre se palpó en versión española, a través de guayabas y chaquetillas que la firma actualizó fusionándolas con una suerte de esclavina con cierres a la brandeburgo. La diseñadora Maria Grazia Chiuri radiografió cada una de sus prendas para convertir el corbatín en un delicado lazo que acompaña a blusas negras rematadas por delicados cuellos de encaje dorado. No faltó el chaleco, ni las bandas bordadas en total looks. Tampoco se ausentaron las chaparreras, que conforma la vestimenta clásica de los jinetes.
Cada detalle del desfile estuvo cargado de referencias como, por ejemplo, la poesía de Federico García Lorca o los cuadros de Goya en los que también se inspiró el propio Christian Dior en 1938.
La paleta tonal de la colección también hizo referencia a la contención cromática que impera en la tradición cultural patria. El blanco, el negro y el rojo, tan españoles, ejercen como una tríada sobre la que se componen los primeros looks, en ocasiones con sobriedad y la maestría artesanal de los encajes y los bordados. El ocre y los tonos tierra de la arena, el dorado y el púrpura, tan propios de la vestimenta eclesiástica, también se conjugaron en vestidos de noche en tafetán que vuelven a encontrar en la mesura el máximo exponente de elegancia.
El emblemático mantón de Manila, los trajes masculinos de raya diplomática, los pantalones con tirantes, los chalecos forrados de seda, las camisas blancas y los pantalones de jinete andaluz se convirtieron en los protagonistas del desfile.
El mismo despliegue de la cultura española se hizo sentir en los accesorios del desfile. Bolsos como el “Saddle” resumieron el carácter de una historia ligada al mundo equino.
Los bordados fueron una característica central del desfile, que se reflejó principalmente en chaquetas bolero, pantalones y chalecos. Un complemento fueron las botas de montar y los guantes de cuero que llevan a menudo las modelos. Las bailarinas de los toreros (modelos) también se hicieron presentes en el evento a través de delicados zapatos negros de tacón bajo con un moño. Los sombreros, clásicos de esta colección fueron obra de la histórica firma sevillana Fernández y Roche, operativa desde 1885.
La Plaza de España de Sevilla lució impresionante, con más de 500.000 flores, un sueño materializado por el paisajista Fran Cisneros que buscó proteger el patrimonio monumental con elementos como gitanillas, geranios, lavanda y cestos artesanales.