Aunque no están disponibles datos actualizados respecto a la magnitud del aborto en Paraguay, los últimos informes del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social dan cuenta de que durante el 2020 ingresaron al sistema de salud público más de 4.000 mujeres a raíz de complicaciones por abortos.
Asimismo, en un compendio elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el 2020 el aborto se ocupó la lista de las principales causas de consultas registradas en los servicios del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, con 6.439 casos apuntados.
Según el médico cirujano especialista en Ginecología y Obstetricia, Rodrigo Rigoni, la mayoría de las pacientes presentan complicaciones cuando se trata de abortos inducidos, especialmente jóvenes y adolescentes. Las cifras de esa realidad son alarmantes, añadió.
“Casi en un 90% de las ocasiones, los casos de aborto provocado terminan en complicaciones severas debido a que se realizan en clandestinidad y las mujeres tienen miedo de acurdir a urgencias. Lastimosamente, son jóvenes o adolescentes que esperan y aguantan hasta donde puedan, en medio del riesgo a complicaciones como el shock hipovolémico por sangrado excesivo”, relató.
La problemática del aborto en Paraguay muestra cómo la salud sexual y reproductiva constituye “una tarea pendiente muy importante” para el país y la región, enfatizó Rigoni.
Las complicaciones más frecuentes que obligan a las pacientes a consultar tras un aborto inducido son, por ejemplo, los cuadros de hemorragia severa denominados “shock hipovolémico”. Además, debido a la precariedad y la escasa higienización de los instrumentos de la práctica, las mujeres experimentan infecciones que pueden derivar en un shock séptico e, incluso, la extracción del útero, detalló el ginecólogo y obstetra.
Para prevenir esta clase de “finales catastróficos”, Rigoni señaló que se requiere una fusión de labores preventivas entre el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Educación y Ciencias.
“A los 13 o 14 años hoy en día están iniciando su vida sexual, es ahí donde se debe potenciar la educación. Si no hay instrucción, por más de que se regalen anticonceptivos o preservativos o se creen programas de diferentes charlas, se llega tarde. El pilar esencial estaría en la educación sexual integral desde la etapa escolar”, recalcó.
médico cirujano especialista en Ginecología y Obstetricia, Rodrigo Rigoni
REPUNTE EN PANDEMIA
El doctor Vicente Acuña, director del Hospital San Pablo, mencionó que al menos en este centro asistencial el número de pacientes que recurre por complicaciones de un aborto inducido es ínfimo.
“Décadas atrás, quizá, recibimos muchos más casos de cuadros infecciosos productos de abortos provocados mal realizados. Aunque hubo un repunte un poco llamativo durante la pandemia, no es un motivo de consulta frecuente en el hospital”, comentó.
En este sentido, el director destacó que se habilitaron diversos centros de atención para brindar asistencia en términos de salud sexual y reproductiva.
Por ejemplo, Acuña detalló que en el Hospital San Pablo se encuentran disponibles
programas de anticoncepción y educación contra las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) en centros denominados “Ñangareko”.
“En estos centros se realizan clases de formación no solo para mujeres, sino también para hombres. También se pueden realizar consultas”, concluyó.
