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Pedagogía de la incertidumbre

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Un actor argentino, de esos de la generación digital, dijo en una entrevista que cuando cursaba el tercer año de la secundaria cayó en la cuenta de que lo que le estaban enseñando no le serviría para lo que él quería ser. Así que decidió abandonar el colegio e irse a estudiar actuación. Hoy es un actor bien cotizado y presente en las carteleras más exitosas.

Convengamos en que semejante actitud no es la común y corriente en un adolescente de 15 o 16 años. A esa edad, un muchacho está atrapado en un sistema que comienza en el hogar, sigue en la escuela y se perfecciona en el colectivo social. “Dejar el colegio” no es una conducta que merezca premio, ni siquiera comprensión sino más bien castigo y severos pronósticos de fracaso.

¿Cuántos de nosotros nos hemos planteado alguna vez la pregunta que se hizo el actor de la anécdota?

El sistema no nos conduce a nada que se parezca a una introspección, a evaluar lo que estamos haciendo con nuestra vida entre los 13 y los 24 años, que es el periodo durante el cual se cursa la secundaria y, si hay suerte, dinero o vocación, se asiste a la universidad. En el camino habremos aprendido un sinnúmero de respuestas pero muy pocas preguntas. Recitamos de memoria que Colón descubrió América y que el sol sale siempre por el este. Cualquier joven quedaría perplejo si le preguntaran: ¿Estás seguro? No lo preparan para dudar sino para responder con seguridad.

Algunos sociólogos hablan de la “pedagogía de la incertidumbre”, propuesta disruptiva que choca de frente con quienes tienen todo ordenado, en cajitas y por orden alfabético. “La pregunta como estrategia, como pedagogía o didáctica, se constituye en una opción educativa para pensar y aportar a una educación para la incertidumbre, y para desarrollar formas de pensamiento flexibles y actitudes críticas y creativas hacia el conocimiento…” (Herman Van de Velde, “Aprender a preguntar, preguntar para aprender”).

Quino le hizo decir a uno de sus personajes de Mafalda que finalmente se había dado cuenta de que cuando la maestra le preguntaba algo no era porque ella no supiera la respuesta. De eso se trata, de responder lo que nos han enseñado, casi como el experimento de Pavlov: luz verde y premio si la repuesta es la esperada. Luz roja y castigo si no lo es. ¿Vamos a seguir así hasta el infinito o es hora de cambiar las reglas?


EL TIEMPO EN TRÁNSITO Greg Ross Profesional de la Universidad de Chicago, actualmente reside en Asunción

Hasta un siglo después de los primeros coches arrancaban por los caminos nacientes de la nación, uno todavía se hace frente a varios obstáculos en la calle. Sí, hay agujeros rellenos de barro—y baches, caudales, embotellamientos e bicisendas bloqueadas, entre otras cosas que crean incomodidades en la vida cotidiana. Entorpecen el flujo del tráfico, causan choques y dolores de cabeza e impiden la movilidad tan física como socioeconómica. Son trabas infraestructurales que siguen siendo problemáticas.

Sin embargo, como alguien rastreando el pasado paraguayo de la familia, estos obstáculos me conectan a parte de esa historia. Si bien ya no pueda andar en los rieles de la Línea 9 de mi abuelo, todavía puedo atravesar los caminos probados por el Ford de mi bisabuelo. Como él, me voy navegando obstáculos que marcan la calle. Puede ser, entonces, que para acercarme a mi historia familiar en Paraguay, tenga que viajar aún más atrás en el tiempo. En vez de seguir las pistas de mi abuelo, cuyo tranvía ha transcurrido a las páginas del pasado, yo debería reflexionar sobre el volante de mi bisabuelo. La separación temporal entre él y yo es una generación más, pero el medio por el cual él se movilizó sigue siendo el mismo.


 

MOVILIDAD ELÉCTRICA Y SOSTENIBLE Juan Carlos Mora Uribe Columnista del diario La República de Colombia ¿Un buen negocio para todos?

Hablar de desafíos en materia de sostenibilidad me lleva a tomar como punto de partida septiembre de 2015, momento en que la comunidad mundial, representada por los 193 estados miembros de las Naciones Unidas (ONU), adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Desde ese año, los 17 ODS empezaron a guiar las prioridades de la comunidad mundial.

¡Y cómo se vio reflejado en la comunidad empresarial, el propósito de estimular acciones en áreas de importancia crítica para la humanidad! Llevamos como país varios años trabajando en este camino y hoy el escenario está dado para que declaramos con firmeza que crear un modelo viable para el futuro es una tarea de todos. El llamado es de urgencia pues las acciones de transformación deben empezar ya: movilizando causas, inspirando la cadena de valor y realizando negocios bien hechos.

Y es de ahí, desde los negocios bien hechos, que necesitamos entender que las estrategias de las compañías que lideramos, deben estar alineadas con los ODS como pilar estratégico. Resulta fundamental que los líderes empresariales propongamos iniciativas que impulsen resolver los problemas más urgentes que enfrenta nuestro planeta.

Según Fortune500, el 41% de los CEO de su lista considera que solucionar nuestros problemas sociales actuales debería ser parte de su estrategia principal de negocio. ¿Qué tal entonces retarnos a pensar nuevos modelos de negocios como filosofía de inversión basada en principios sostenibles? Si finalmente tenemos el deber de conectar necesidades con oportunidades, ¿qué tal hacerlo aprovechando la capilaridad que tenemos en las diferentes industrias y territorios donde tenemos actores que pueden estar al servicio de esas causas comunes?


Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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