Cuerpo:
Si alguna vez tuviste problemas de erección y no pudiste consumar el coito, no te preocupes, no es algo alarmante, pero por el contrario, si es un problema continuo, puede provocar estrés, afectar la confianza en uno mismo y problemas en las relaciones.
Lo más recomendable es que consultes con un especialista y con un tratamiento adecuado esto se puede revertir. Puede originarse por causas psicológicas, ya que enfermedades como la ansiedad, la depresión, los problemas con la pareja e incluso el estrés pueden afectar al acto sexual.
Las causas vasculares también son habituales, pues el pene no puede acumular la sangre necesaria para que se dé una erección, generalmente porque no llega en suficiente cantidad. Fumar, la hipertensión arterial, la diabetes, algunas enfermedades cardíacas y el aumento en los niveles de colesterol en sangre pueden provocar trastornos vasculares que dificulten la erección.
El Dr. Alejandro Aguirre, sexólogo clínico, comentó que este problema afecta cada vez más a jóvenes sin antecedentes de patologías y la curva de la evolución es de subidas y bajadas, a veces bien, a veces mal, e intervienen factores psicológicos que hacen que se segreguen algunas sustancias por efecto de cuadro de estrés, por lo que el paciente pierde la erección.
“Un denominador común en este problema es el temor al fracaso, muchos manifiestan que se ponen nerviosos en el encuentro sexual”.
Indudablemente este problema tiene una repercusión en la vida sexual de la pareja y hace que no sean tan satisfactorias las relaciones sexuales, ya que el coito está como prioridad, sobre todo en los latinos, pues se piensa que si no se tuvo coito, no hubo una relación sexual, cuando en realidad implica más que eso.
LAS MUJERES NO SON LAS CULPABLES
Expresó que lamentablemente los varones en Paraguay son reticentes a consultar el problema y se demoran 4 o 5 años en acudir al especialista porque sienten vergüenza, se sienten menos hombres.
“Existe una negación por parte de los hombres, dicen que ellos no son el problema y que su señora es la culpable. Muchas mujeres se sienten culpables y no tienen nada que ver”, acotó.
“Mi mensaje para los lectores es que hay que dejar de lado los prejuicios entorno a lo sexual, tener un problema de disfunción eréctil no es cuestión de vergüenza, es un problema frecuente y lo que complica el tratamiento es la falta de naturalidad a la hora de afrontarlo”, concluyó el doctor.
ALGUNOS DATOS
Para lograr una erección, el pene necesita una entrada de sangre suficiente, una reducción de la salida de sangre, el funcionamiento adecuado de los nervios que entran y salen del pene, una cantidad adecuada de hormona sexual masculina testosterona y el estímulo sexual suficiente (libido), por lo que un trastorno de cualquiera de estos sistemas puede dar lugar a disfunción eréctil.
La mujer cuya pareja sufra una disfunción eréctil también debe colaborar en el proceso de superación, como hacer masajes y contactos suaves en los genitales de su compañero, que ayuden al hombre a conseguir una estimulación suficiente.
La impotencia o disfunción eréctil aparece con mayor frecuencia en hombres de más de 40 años. Entre los 40 y los 70 años se ha comprobado que 30 de cada 100 hombres sufren algún tipo de disfunción, que puede ser más o menos severa.
La persona a la que se le diagnostique impotencia o disfunción eréctil debe tomar medidas de carácter personal para contribuir a superar con éxito dicha condición, como dialogar con su pareja sobre los problemas emocionales, mantenerse en buenas condiciones físicas y en un peso normal, e intentar el coito aunque el pene no esté erecto (el coito es el estimulante sexual más poderoso).
