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Lecciones post accidente

El accidentarse es algo normal, la vida sin esa experiencia no está completa, lo que debemos siempre hacer es evitar caer en esas circunstancias, y si logramos pasar por dichos momentos con vida y salud, agradecer siempre.

Hace más de 12 años tuve un accidente vehicular en el hubo fallecido y  estuve muy  cerca de acompañarlos por las lesiones que sufrí. Rodillas golpeadas y un politraumatismo craneoencefálico, que me dejó  postrado en terapia intensiva, intermedia y mi hogar por meses.

Una difícil experiencia que significa empezar todo de cero. Reaprender a hablar, recordar, caminar, mover con finura los dedos y brazo afectados por el traumatismo en la cabeza.

Condiciones que uno piensa solucionar en la vida en unos meses o años de trabajo, después uno se da cuenta que es una compañía de por vida, que puede ser una triste, agobiante y frustrante si uno quiere, no aprende a lidiar con aquello que no puede controlar cómo antes del percance sufrido. 

Sea cual sea y ha podido salir con vida y salud, puede considerarse un millonario, que aunque no tenga una caja de ahorro con una cifra importante de dinero, existe y con salud, puede tener control de sus sentidos, puede movilizarse, no cómo antes, sin ayuda de herramientas cómo el bastón, férulas o silla de ruedas. Respirar por traqueotomía o alimentarse por sonda nasogástrica, que también lo experimenté, hace mucho tiempo, utilizar tubos para respirar o alimentarse no por canales habituales, y que una vez pude recuperar esas capacidades, no niego que aumente de peso y quizá hablo más de la cuenta.

Difícil proceso de recuperación 

Son algunas realidades que se presentan una vez el cuerpo ha dejado de estar postrado o usando solo silla de ruedas para moverse al baño, comedor, sala o los sitios a los que nos toque ir en la casa u otros lugares fuera de la misma si están dadas las condiciones para transitar con bastón o silla de ruedas sin exponerse a más accidentes. 

Todo finalmente  tienen un valor importante porque dan muchas lecciones para continuar una vida sin muchos dilemas, una de las primeras clases que tuve fue el tener que regular mi apuro a lo que sea; para hablar, comer, bañarme y una vez de pie y con posibilidad de usar andador o bastones, caminar lentamente, y esto sobre todo para impedir caídas o lesiones nunca bienvenidas. Slow life, vivir mas lentamente es una de mis lecciones aprendidas.

Esas son  algunas conclusiones a las que me llevaron tener una serie de errores que el apresuramiento descontrolado produce, la primera y más importante es reducir la velocidad con lo que quizá hacíamos las cosas antes, desde lo más básico cómo el comer, bañarnos, vestirnos o hablar hasta lo más complejo que de por sí necesita más tiempo para calcular cifras, historias, personajes y eventos ocurridos ayer para lograr ser lo más precisos con nuestros resultados.

El cuerpo humano es una de las máquinas más perfectas del mundo si está cuidado por toda  la vida, puede leerse aburrido pero la medicina, terapia y asistencia médica más baratos o gratuitos son siempre el cuidado y la prevención. 

Lo que hay que saber

Eso lo pueden asegurar las personas mayores de nuestras familias o entornos sociales que pueden moverse, ver, escuchar y pensar sin problemas. El cuerpo debe ser cuidado desde todos sus ángulos por dentro y fuera del mismo.Para que funcione bien para lo que sea que tengamos en mente y deseo de hacer.

Cómo parte de la reducción de velocidad en mis maniobras físicas cómo el uso de palabras orales para expresar una idea o comunicarme con alguien, entre las lecciones que me ha dejado esta vivencia ha sido observar bien nuestros entornos y empatizar más con las personas discapacitadas. solo por unos segundos ponernos en su lugar y tener una vida sin poder oír, ver ni caminar. Son seres humanos diferentes al común de personas “sanas” que por tener esa bendita condición deben ocupar su estado de salud, capacidad y voluntad a favor del descapacitado.

Todo finalmente para llograr materializar la idea del fabulista Jean de La Fontaine que en uno de sus relatos enfatizaba el pensamiento de “cooperar para durar”, algo orgánico en el mundo por el espíritu del voluntario para asistir al necesitado o la respuesta que hacemos cuando se presenta la oportunidad de donar sangre u órganos para prolongar la vida de terceros. 

 

Uno de los gestos más importantes en mi historia, por lo cual me encuentro muy agradecido, el importante número de personas que se presentó para con su sangre donada lograr hacer que mi sistema se recupere en orden y la vida tenga sentido. De ahí vengo y quería compartir con ustedes esta maravillosa travesía.

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