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Justicia paraguaya en enredos

El caso del joven abogado Jorge Bogarin calificado de “significativamente corrupto por los EEUU y que se empeña en no renunciar del cargo en el Consejo de la Magistratura al que llegó por los votos de sus colegas y el dinero de Cartes nos deja una serie de interrogantes acerca de dónde está el problema de la justicia paraguaya. El título de este trabajo deja de llamar la atención del lector en o fuera del país que se pregunta de tanto en tanto;¿hay justicia en este país? que tiene un importante número enorme  de abogados y escuelas de derecho más pocos casos que han encontrado justicia por un buen tiempo también habitualmente quedando aplazados o postergados por “problemas” . Estamos produciendo abogados en masa para la  injusticia. 

 

Hay muchos como Bogarin y el actuario de San Pedro que medran con obstaculizar la justicia y perseguir a fiscales o jueces a través de sus cargos en el Jurado de enjuiciamiento de magistrados. Esta gente no debe estar ocupando un espacio que deshonra la justicia paraguaya y ser sustituidos por gente decente y ética. 

Para que se asegure el buen funcionamiento y confianza que debe existir hacia uno de los poderes más importantes de cualquier gobierno que es su justicia no está demás recordar que debe ser administrada por personas honestas, leídas y preparadas para ejercer bien un trabajo muy sensible que es el hacer bien la justicia para el ciudadano o real mandatario del estado pueda vivir en paz y bien sin estar informándose de fallas o abusos que se hacen desde el espacio de la Diosa Astrea. Se espera que quienes eligen jueces y los sancionan o no  hagan bien su trabajo y que ello repercuta en mejorar la institucionalidad judicial. 

Mejorar la calidad de la justicia

También habitual en cualquier parte del mundo donde la palabra “perfecto” no se ajusta a lo que esperamos que así sea en un campo que esté regido por normas,leyes y referencias marcadas que están impresas y abiertas a toda persona que haya estudiado  no el derecho pero pueden leer e interpretar los textos que explican quién y cómo puede y debe ser penado alguien que haya cometido una falta donde y como sea. Para eso se forman nuestros jueces y fiscales: para hacer justicia. 

Ahora  se hace público que  César Emilio Diesel Marín, hijo de César Diesel, presidente de la Corte, fue el que alzó en sus hombros a Jorge Bogarín cuando se despedía del Consejo de la Magistratura el mismo fue puesto en cargo con un  salario de G. 26 millones. Le debe el cargo y por fineza se convierte en montado de un corrupto.

Situaciones cómo estas ya conocidas desde hace tiempo son las que destruyen la confianza que es la que sostiene a toda institución cómo la justicia  donde y cuando sea. Que no es nada difícil de entenderla aunque a veces parezca estar hundida en muchas palabras y términos técnicos que pueden confundir cómo en la medicina al médico o al paciente cuando les llegue el tiempo de sus citas. Todo debe servir para evaluar los problemas y buscar soluciones de fondo.

Requerimos una justicia de verdad.

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