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El miedo al debate

A poco tiempo de las elecciones, el ambiente político se pone más entusiasta entre los candidatos y sus fanáticos y seguidores. La particularidad en este caso es la ausencia de una confrontación de ideas y planes por parte de los intendentables. No hay espacios para exponer propuestas e ideas concretas, mucho más allá de spots cortos o algún flyer para redes sociales. ¿Por qué existe el rechazo? Un candidato que está con amplia ventaja dentro de las encuestas probablemente se rehúse a debatir, pero la realidad es que esta postura egoísta da la espalda a toda una comunidad y no solo al rival político coyuntural.

Expertos dicen que es muy poco probable que se cambie la intención de voto después de la emisión o publicación de un debate entre candidatos. Con este escenario, la excusa de no participar para no perder votos deja a los electores con baja prioridad para hacer conocer las propuestas.

Ciudades de gran cantidad de habitantes y todavía en crecimiento como Asunción, la zona metropolitana y las capitales departamentales necesitan saber a dónde van como lugares para vivir y qué tipo de diseño de ciudad los afectará en el futuro.

En un momento en que la migración de las zonas rurales a las zonas urbanas es cada vez más fuerte, el color del candidato importa muy poco frente a las políticas públicas a implementar para administrar, gastar y gobernar de mejor manera para los ciudadanos; importa más conocer con quiénes trabajará y qué propone para combatir los graves problemas que se arrastran desde hace tiempo como corrupción, mala administración, superpoblación de funcionarios, evasión de impuestos, falta de planificación, entre otros.

En un debate, lo que se dice tiene mucha importancia para definir al candidato; pero lo que no se dice habla mucho más acerca del perfil de cada postulante.

Juan Cáceres Troche
Juan Cáceres Troche
Desde la Platea

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