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Comunico luego existo

Hoy la competencia no es solo con nuestros pares, ya sea que tengamos una peluquería o estemos al frente de una empresa estatal. La atención es el producto que las redes sociales venden a los auspiciantes, y la atención es muy dispersa, hoy uno compite con la noticia del día, un meme genérico que habla de las relaciones de pareja o un video de la comadre donde cuenta una anécdota.

Un plan de posicionamiento requiere conocer a las audiencias a las que necesitamos llegar, y esto nos permite dividir contenidos según canales y receptores, es poco probable que nuestro mensaje llegue a todos, eso solo sucede cuando una acción que puede ser hasta involuntaria termina siendo transversal a todas las edades y todos los canales. La otra forma es encontrar un tema que sea importante para todos, como es la seguridad en el Salvador, donde identificamos al enemigo (Las Maras) y exponemos la solución a los gritos. Es esencial exacerbar el discurso e ingresar con distintos formatos en todas las plataformas, mientras de costado los medios de comunicación ya hacen su parte en el debate.

Existen concejales, ministros, senadores, diputados y presidentes de entes públicos que limitan su comunicación a una mirada institucionalista, prefieren no personalizar la comunicación sobre todo cuando se tratan de instituciones públicas. La explicación que se repite en estos casos, justifica por el lado de no quedar pegado a incidentes o falencias organizacionales que terminen dañando la imagen individual.

Es correcto investigar y entender desde un FODA cuales son las implicancias de asumir el compromiso de estar delante de una institución donde generalmente la gente sale mal parada o que en periodos electorales son foco de crítica. Pero existe una determinación, uno debe asumir que cuanta más visibilidad tiene, está expuesto a crisis. La visibilidad es fundamental si tenemos intenciones electorales, o si queremos marcar un relato que acompañe todo el proceso de mi gestión, de esta forma al salir, que no quede un estigma negativo.

Lo fundamental, independiente a la estrategia que elijamos, a los canales que utilicemos o los recursos que estemos dispuestos a invertir, termina recayendo en tomar el volante de la comunicación. No puedo dejar la comunicación a la deriva, una hoja de ruta flexible es lo mínimo que se debe definir.

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