La angustia no termina cuando un familiar consigue alguna cama para internación en las áreas de Covid-19 porque lastimosamente siempre hace falta algo en los hospitales públicos. Los gastos de las familias son inmensos, porque además de comprar fármacos, también necesitan otras cosas más y también sobrevivir día a día en el patio del centro asistencial donde esperan algún reporte sobre el paciente.
En medio de este caos, emocional y sanitario, las redes sociales se llenan de publicaciones donde se pide colaboración para alguna que otra actividad benéfica, ya sean polladas, tallarinadas, hamburgueseadas, rifas, y todo lo que uno puede imaginarse para recaudar fondos para un familiar que está pasando por el martirio del coronavirus.
Hoy las rifas y las adhesiones mantienen con vida a cientos de personas que están internadas como consecuencia del SARS-Cov-2, ya que la respuesta del sistema público es insuficiente. Los gastos hospitalarios llevaron a muchas familias a endeudarse millones, mientras su ser querido aún sigue luchando por vencer al Covid-19.
UNA LUZ
La angustia y el sufrimiento es eterno, pueden ser días, semanas e incluso meses de espera para que un ser querido abandone la sala de internados de Covid-19 y sea dado de alta. Mientras transcurre todo ese tiempo, cientos de personas aguardan en el patio de un hospital por noticias, como también algún pedido o necesidad que deben de cubrir.
Pero al ver toda esa realidad, donde las familias se quebraban ante las cámaras de televisión porque ya no tenían cómo cubrir los medicamentos que necesitan sus pacientes, que incluso ni siquiera tenían un plato de comida, en el corazón de Mónica Masulli se encendió una luz y esa misma noche empezó a llevar un plato de comida caliente a los familiares de pacientes.
Mónica cuenta que ellos en su familia son tres miembros, su hijo, su pareja y ella, y también se contagiaron de Covid-19 el año pasado y que incluso uno de sus miembros estuvo dos meses internados en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente Juan Max Boettner (Ineram).
Esta situación llevó a entender la necesidad de los familiares y nació la misión de contribuir con ellos llevando todos los días la cena para quienes aguardan allí alguna noticia sobre un paciente.
“La presión para los que están allí esperando es muy emocional también, es muy angustiante, y la presión de saber que si no tienes los recursos o no conseguís el remedio tu familiar, la persona que quieres tanto se puede morir. Entonces me generó mucha tristeza ver todo eso, y sentí que por lo que habíamos pasado como familia teníamos la obligación de apoyar de alguna manera”, comentó Mónica. Ella habló con su hijo y con su pareja si estaban de acuerdo en comprar unas cosas para llevar la cena, y desde ese día no pararon.
Primero empezaron con 20 platos para familiares de pacientes del Ineram, luego, gracias a las donaciones que van recibiendo aumentaron los platos a 100, que hoy también llevan al Hospital de Clínicas.
Si bien todo empezó con llevarle la cena a los familiares, a veces con algún cupcakes también que reciben como donación, sino que incluso lograron conseguir sillas, reposeras, colchones, toldos y otras cosas más para que también estén cómodos durante las largas noches.
MÁS Y MÁS PLATOS
Pero la idea de Mónica se va expandiendo día a día, gracias a la donación de cientos de personas y empresas, sumado a la colaboración de más mujeres. Comentó que en estos días una señora empezó a cocinar en Lambaré para llevar la cena al hospital de la ciudad y también colaborar con un barrio muy carenciado. Pero, que desde esta semana se suman más personas para llevar a más centros asistenciales.
“Una señora de Fernando de la Mora se une para cocinar y llevar platos al Geriátrico y a IPS Central, además de otro grupo que se está organizando para cocinar para el Hospital Nacional de Itauguá, y otra señora de Ñemby que va a cocinar para IPS Ingavi. Es increíble porque ya no podemos dimensionar qué cantidad de platos por día vamos a estar entregando a los familiares de pacientes”, mencionó durante la entrevista.
Mónica comentó que la gente reacciona de manera impresionante, de un Paraguay solidario que da fuerza para continuar con la iniciativa y también ver cómo ese familiar que está a la intemperie tiene un momento de alegría con un plato de comida caliente.
NO EJECUTAN LOS FONDOS
Al Ministerio de Salud nunca le faltaron recursos. La Ley de Emergencia se aprobó rápidamente, se designaron 426 millones de dólares y solo se ejecutó (en el 2020) el 36%. Este año tiene disponibles 272 millones de dólares. No hay excusa para que falten insumos en los hospitales públicos.
La Ley de Emergencia en vigencia debería usarse para ofrecer apoyo inmediato a los sectores más afectados; trabajadores formales e informales; pequeñas y medianas empresas y cubrir las necesidades de Salud Pública. Hasta ahora todos los programas de asistencia no pasan de intentos fallidos y la mayoría del personal de blanco sigue desprotegido ante la falta de insumos de seguridad.
Las familias deben poner diariamente unos G. 2 millones en insumos y medicamentos para que sus seres queridos sean atendidos debidamente en Terapia Intensiva por Covid en los hospitales públicos. La mayoría pierde todo, apelan a la solidaridad o quedan con una alta deuda. Las familias afectadas por el Covid están siendo esquilmadas económicamente por la inoperancia administrativa. Los fondos están y deben ser usados por el MSP para garantizar insumos y medicamentos en los hospitales. La pandemia ha dejado absolutamente al desnudo las carencias del sistema de sanidad pública.
SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA
La velocidad de contagios de COVID-19 sigue en alza, el 35% de las muestras procesadas a diario, da positivo al virus. Se alienta a no bajar la guardia y seguir con el cumplimiento estricto del protocolo sanitario.
Las métricas reflejan que, en Paraguay, el tiempo de duplicación de casos y muertes por COVID-19 experimenta un descenso, lo que implica que la epidemia continúa acelerándose y por consiguiente, crece la velocidad de contagio del virus.
Para superar el actual escenario, se precisa del esfuerzo de todos los sectores de la sociedad, y sobre todo, de la obediencia a los protocolos sanitarios.
En Paraguay, se evidencia una tendencia de aceleración en los casos desde mediados de febrero. La mortalidad en el país, es de 51 muertes por cada cien mil habitantes.
Así también, se reporta un aumento en la capacidad de testeo en las últimas once semanas. El promedio de la tasa de positividad diaria es de 35%, de cada tres muestras procesadas, una es positiva.