Hace más de una semana nuestro medio ha publicado declaraciones hechas por Emiliano Rolon Fernández, fiscal general del estado, en las mismas dijo que “la fiscalía es un barco que está a la deriva y que la situación es propicia para un motín por cansancio, desmotivación y arbitrariedades. En realidad para la gente: la justicia apesta y el ministerio público no puede esconder las apariencias”. Usted puede decir; Iñaki ya es noticia vieja y ya no nos interesa, más nunca es tarde para recordar expresiones contundentes hacia el comportamiento de nuestra justicia que desafortunadamente continúa presentando falencias y de esta forma afecta a otros órganos del sistema estatal y social del país y en su conjunto a la democracia definida también como Estado de Derecho.
La fiscalía y la justicia en general tienen muchos abogados o personas con el título que certifica conocen sobre nuestras leyes y cómo deben funcionar para el bien de cualquier habitante, organización, empresa y el mismo estado paraguayo pero no se animan a impartir la justicia. Ella es presa de la lascivia de la política con quien se encuentra en connivencia. En esos sitios donde trabajan muchos de los “leguleyos” deberían de conocer y animarse a hacer justicia pero no lo hacen y de ahí la frustración.
Carencias profundas
Todos estos organismos fueron creados en primer lugar para responder demandas específicas de la población que ya tenemos nuestras complicaciones particulares para estar cargando inquietudes ajenas y más de instituciones administradas por personas con suficiente conocimiento y experiencia para identificar complicaciones y corregirlas con sanciones determinadas por la ley.
El pais tiene hambre de justicia con normas y constitución que no existen para ser ignoradas, abusadas o tergiversadas por gustos particulares sino sobre todo para ser entendida y respetada por todo paraguayo que quiera vivir en paz y armonía con otras personas. Las instituciones, organizaciones y empresas deben ofrecer servicios, productos ajustados a la demandas ciudadanas y al mandato imperativo de la norma.
Lo que opinó el fiscal general debe ser tomado en serio no solo por los abogados o personas que trabajen alrededor de la ley sino por cualquier persona que pretenda incidir en el funcionamiento de un poder que busca equilibrar las intenciones del poder ejecutivo, legislativo y el ciudadano.
Podemos informarnos, estudiar derecho, organizarnos y hacer llegar nuestro mensaje hacia ese poder representado por la diosa Astrea pero debemos ser constantes. Astrea, la diosa de la justicia y la pureza, hija de Zeus y Temis en la mitología griega aue si existiera y nos visitara quizá coincida con la opinión generalizada del país: no tenemos justicia.

Licenciado en ciencias politicas, editor, comunicador y productor de contenido creativo.