Marito en el pantano
Lo dijimos hace pocos días en este espacio editorial. Ser asesor de un presidente no es para cualquiera. Y cuando de la jefatura de gabinete civil se trata, el asunto cobra una relevancia singular. La amarga experiencia por la que está pasando Mario Abdo Benítez somete a un desgaste excesivo su liderazgo, precisamente a causa de estar rodeado de personas que no lo resguardan de exposiciones innecesarias y, sobre todo, no lo protegen de los intereses espurios que sin falta pululan alrededor de la Primera Magistratura.
El que podríamos denominar “caso Ullón” es una pieza más en el desafortunado ensamble que MAB ha hecho dentro de su gabinete. El asesor se va –y en buena hora- pero el golpe a la credibilidad de su liderazgo lo absorbe él mismo. Son los efectos no deseados de una mala elec...