Nicolás Sarkozy, político francés, expresidente de su país entre 2007 y 2012, fue declarado culpable por un Tribunal de Justicia de su país. Con esto deberá cumplir una pena de cárcel de tres años. El caso trata sobre corrupción y tráfico de influencias y data desde el 2014.
Estaba acusado de haber maniobrado para obtener informaciones confidenciales por parte de un alto magistrado en otra investigación abierta contra él. La promesa del entonces mandatario fue conseguir un puesto más importante en Mónaco a la fuente.
Los investigadores descubrieron este tráfico de influencias mediante escuchas telefónicas que mantuvo Sarkozy con su abogado Thierry Herzog. Era ya la tercera investigación que pesaba contra el político.
Durante sus declaraciones, entre noviembre y diciembre pasados, Sarkozy negó las acusaciones. Insistió que sus palabras fueron «sacadas de contexto».
Mientras que sus abogados trataron de invalidar las escuchas telefónicas. En sus criterios protegidas por el derecho a la confidencialidad entre un cliente y un abogado, pero no tuvieron éxito.
«El caso Bettencourt» se denomina el litigio judicial por el cual Sarkozy buscó ayuda en el alto magistrado Gilbert Azibert. El político ofreció un ascenso a Azibert si este recuperaba sus agendas incautadas. Estos documentos fueron confiscados por los investigadores ya que revelaban datos sobre una financiación irregular de la campaña de Sarkozy que lo llevó a la presidencia en el 2007.
En concreto, revelaba que el entonces líder libio Muamar Gadafi financió parte de la campaña presidencial. Sin embargo el exmandatario fue absuelto de estas acusaciones.