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Niños y teléfonos

En el mundo y vida existen incongruencias, incoherencias o anacronismos que debemos identificar e ir por coherencias que ayuden a construir, edificar y sostener proyectos sociales, gubernamentales o lo que tenga que ver con las personas que somos parte del mundo. Uno que puede terminar o no si perdemos el control por iniciar o sostener esas incoherencias cómo el título de este escrito; uno no puede dar una herramienta de estudio, trabajo y/o comunicación a un infante.  El mismo  que en un accidente puede ingresar a una página no apta para gente de su edad y digerir contenido que puede trabajar de forma equivocada en su mente desarrollando pensamientos incongruentes hacia los entornos sociales con los que vive o vivirá en su futuro. 

La existencia de pantallas no es una realidad solo en países desarrollados o del “primer mundo” sino ahora podemos estar seguros que existen en todos lados cómo la presencia de niños, jóvenes y adultos en la sociedad planetaria. Una que puede terminar ayudando o destruyendo a nuestro hogar o quienes formamos parte del mismo. 

La única forma que tenemos de asegurarnos la garantía de una vida en orden es mediante el cuidado del uno al otro eso  significa el uso del “no” en su momento, lugar y condición adecuada cómo cuando nuestro hijo, sobrino o infante que nos toque acompañar nos pida acceder al teléfono que nos sirve para un fin particular el mismo que no existe solo para jugar o “socializar” en las redes que se han convertido en espacios y momentos más de pérdida de tiempo que para ganarlo promoviendo cosas que sirvan al todo. Uno que no se limita a tener a adultos o personas con la edad que justifique poder ver pornografia, violencia o lo que no sirva al niño para que este crezca y desarrolle bien su mente.

Limitaciones orientales

Por este motivo en algunos países cómo China ya se quiere que los niños pasen menos tiempo en sus teléfonos inteligentes. La propuesta busca implementar una función para prevenir la “adicción a internet” y limitar a 40 minutos de uso diario para los niños menores de 8 años. Sobre todo no solo para evitar que estas personas vean o escuchen cosas no aptas para gente de su edad sino para que su formación no se desvíe o yierre  por haber permitido que una persona con poca capacidad mental para evitar o bloquear lo que no es bueno para sí mismo esté consumiendo a través de la red abierta para todos todo el tiempo. 

Hace unos años, China tomó medidas enérgicas contra los videojuegos. Luego impuso límites a las transmisiones en vivo hechas por niños. Ahora, el gobierno chino quiere que pasen menos tiempo usando sus teléfonos inteligentes. Para lograr erigir personas con ideas, conocimiento y pensamientos coherentes con las demandas y realidades que presentan grupos humanos fuera de su casa o vida aislada frente a su pantalla, hábito que debemos evitar que emulen de sus referentes mayores que existimos para establecer límites y educar para que sirvan bien a sí mismos cómo a los entornos sociales con los que les toque vivir en su futuro.

Aprender a convivir

No está mal negar el acceso a un niño a nuestras herramientas de trabajo porque no es congruente tener a una persona de corta edad “navegando” por la red que implica tener códigos no solo de lenguaje sino de conducta a lo que vaya saltando frente a nuestros ojos.

Sabemos no es apropiado siempre para todos los que tengan acceso a las pantallas que deben tener su tiempo y distancia para algunos específicamente si estamos bien comprometidos con los serios  proyectos sociales que son el todo para la sociedad cómo son el matrimonio y la familia. El mismo espacio donde nos tocará existir toda la vida con hijos que deben aprender bien los códigos, métodos y conocimientos que sirvan bien para que tengan buenos tratos sociales con quienes tengan intenciones de unir intenciones y conocimientos tras un objetivo común que  siempre deben estar conectados a garantizar soluciones a necesidades o conflictos que solo tienen solución con gente preparada y con la buena voluntad de hacer bien las cosas.

Hay que tomar los recaudos con los niños conviviendo con las nuevas tecnologías.

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