El temperamental inquilino de la Casa Blanca sabía que ayer 18 de diciembre de 2019 se convertiría en el tercer presidente de Estados Unidos en enfrentarse a un posible proceso de destitución, un juicio que permanecerá como una mancha imborrable de su mandato. La fecha formará parte de los manuales escolares y los libros de historia.
Pero el presidente de 73 años, dotado de una energía poco común, un gusto innegable por la confrontación y un sentido político real, también quiere usar este día como base de otra pelea, las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020.
Ningún periodista lo vio el miércoles por la mañana en la Casa Blanca, su agenda del día fue ligera. Como de costumbre, la mejor manera de tomarle el pulso al 45° presidente de Estados Unidos es visitar su cuenta de Twitter (@realDonaldTrump ), con 67 millones de seguidores. Y si nos basamos en su actividad en la red social, parece que mantuvo la vista clavada en la pantalla de su televisor durante la mayor parte del día.
La actividad comenzó temprano, a las 07H34 de la mañana en Washington, antes de que comenzara a trabajar la Cámara de Representantes: «Pueden creer que hoy me acusarán la izquierda radical, los demócratas que no hacen nada, ¡Y NO HE HECHO NADA MALO!», según publicaciones de medios internacionales.