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Los descalzos

Estamos iniciando la segunda semana lectiva para varios colegios privados y subvencionados del país, ante un Ministerio de Educación que todavía sigue presentando planes e imaginarios, donde los medios presentan escuelas derrumbadas, sin baños modernos, mobiliario dañado y otras falencias, mientras que su contraparte presenta una escuela a la que le cortaron el pasto y otras pocas cosas más.

El sistema privado responde obviamente a múltiples necesidades, que van desde la excelencia, la imperiosa necesidad de pagar salarios y obviamente, ser rentable. El sistema público se responde a sí mismo, no compite con nadie, solamente con la imposibilidad que tienen las familias de financiar una educación privada para sus niños y niñas, algo prohibitivo para un gran porcentaje de la población.

¿Cuántos alumnos nuevos deberá abrazar el sistema público este año?¿Cómo se prepararon para algo que, ya en setiembre del año pasado, desde el Ministerio hablaban de que no habría clases presenciales en este año? La vulnerabilidad de la comunidad educativa juega a la ruleta rusa con el proceso de aprendizaje.

¿A cuántos docentes dotaron de computadoras para lograr fortalecer sus habilidades y recursos para desarrollar sus clases de mejor manera? Las plataformas tecnológicas han sido una herramienta fundamental durante el año pasado y lo volverán a ser, aunque siguen siendo alcanzables solamente para un sector de la población, justamente el que se encuentra por encima de la pobreza extrema.

Mientras los derechos y la dignidad de nuestras personas más vulnerables continúen siendo burlonamente pisoteados, seguiremos fracasando como sociedad, todos. Paradójicamente, hace un par de días recordábamos el Día Internacional de la Justicia Social. Mientras no exista una reducción de desigualdades, no podrá existir paz y sin paz, la Justicia es solamente una utopía, como dice Galeano: “La Justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos.”

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