En la lucha por la igualdad, y en la búsqueda de la reivindicación de las Mujeres, celebrando el Día Internacional de la Mujer (8M), la violencia contra las Mujeres en todas sus formas, continua campante, es un cáncer de nuestra sociedad. Una ramificación es la “violencia estética”, que consiste en la imposición a ciertos estereotipos y condiciones que se ajusten a lo que aprueba una sociedad, por varios factores y modismos.
En tal sentido, este tipo de violencia, la mujer es atacada, criticada, burlada por su apariencia física. Son de estado público y detona fuertemente, las críticas por algunas mujeres famosas, que en su juventud lucían bellas, acorde a su edad y que están envejeciendo; en la actualidad, cuando se exponen al público en las redes sociales, son cruelmente atacadas, sin discriminar, los que critican son hombres y mujeres. Un ejemplo, el escrache que sufre Madonna, Amaia Montero (ex solista de La Oreja de Van Gogh), y en el Paraguay también está ocurriendo lo mismo.
Nos damos cuenta, como una mujer con más de 50 años, es víctima de “violencia estética”, es discriminada, a la hora de contratar profesionales para puestos laborales, se normaliza la idea de que un hombre tenga una pareja mucho más joven que él y cuando la mujer tiene una pareja menor a ella, es un escándalo social. Ellos elijen mujeres más jóvenes por el físico. Ocurre que, con un hombre con más de 50 años, que expone su físico es ovacionado y halagado, por más que sea calvo, tenga arrugas, canas, pasado de peso o no, feo, etc.
En tal aspecto, “el patriarcado” sigue presente con este tipo de violencia estética, las exigencias que sobrellevan estas mujeres, deben cuidarse todo el tiempo, se someten a cirugías, colágenos, pestañas postizas, deben estar depiladas, maquilladas, someterse a dietas estrictas, la presión por adelgazar y verse bien, si tienen canas, seguramente es una descuidada y vieja. Si los hombres a esa edad, no se afeitan: ¡que churro se vé con esa barba!, si tiene canas: ¡le queda sexy!, con o sin arrugas, aunque no se quiera reconocer, el patriarcado No se ha ido.
La verdadera esencia, es como nos vemos a nosotros mismos, como nos aceptamos y como aceptamos a los demás, vivir cada etapa de nuestras vidas, y dejar de lado el ideal de una belleza, de la perfección que no existe.
¿Saben por qué? Porque la vejez les llegará a todos.