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La tormenta santa

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Por Cristian Nielsen

Según el Gato Peters, un humorista pampeano, “la tormenta de Santa Rosa llega cada 30 de agosto… seis meses antes o seis meses después, pero llega”, lo cual es una injusticia porque se trata de uno de los disturbios meteorológicos más puntuales que existen en estas latitudes.

Uno de los archivos más antiguos sobre la ocurrencia del fenómeno pertenece a la provincia de Buenos Aires, Argentina, con mediciones  regulares que comienzan en 1870. Según los datos, lo más “anticipado” que llegó la tormenta fue el 25 de agosto de 1996 y lo más tarde, el 3 de septiembre de 2003. También es muy regular la cantidad de agua descargada, que en los últimos 150 años se movió en un promedio de 40 a 60 milímetros, en no pocas ocasiones, acompañada de fuertes granizadas.

Pero, ¿qué tiene que ver Santa Rosa de Lima con la tormenta?

 

SANTA MESTIZA – Isabel Flores de Oliva fue una limeña hija del arcabucero real Gaspar Flores y de la hilandera indígena María de Oliva y Herrera. Isabel era la cuarta entre trece hermanos vivos y, según sus biógrafos, tres hermanas que murieron a poco de nacer. De cómo vino a llamarse Rosa, nadie sabe dar buena cuenta aunque se dice que el nuevo nombre es de autoría de su padrino de confirmación de la fe, el arzobispo Toribio de Mogrovejo. Dicen que a Rosa le molestaba que la llamaran así, aunque con el tiempo fue aceptándolo.

Desde los 12 años sintió una fuerte vocación religiosa, inspirada por Catalina de Siena, una monja terciaria que había vivido dos siglos antes. Esto la llevó a copiar sus durísimas penitencias, entre ellas, el uso del cilicio, una túnica hecha de pelo de animal o tela áspera fuertemente atada a la cintura, directamente sobre la piel. También ayunaba hasta tres días por semana. 

La mortificaba el sufrimiento de sus hermanos indígenas, sometidos a la esclavitud por los hidalgos españoles y criollos. Cuando manifestó su deseo de hacerse monja, su padre se lo prohibió terminantemente. Así que no tuvo mejor idea que construir en el fondo de la huerta hogareña, una especie de ermita en donde se recluyó y se dedicó a la oración y a la atención de indígenas y negros, en especial los enfermos. 

 

PIRATAS A LAS PUERTAS – Lima, y  su puerto el Callao, eran blanco frecuente de incursiones filibusteras. Primero lo hizo Francis Drake, corsario, explorador, comerciante de esclavos, político y vicealmirante que navegaba bajo el pabellón inglés, quien atacó y hundió varios navíos anclados en el Callao. Mas tarde apareció el neerlandés Jacques l’Hermite, que recorría el Pacífico asolando puertos como Pisco y Guayaquil. Le llegaron noticias de que Lima era una ciudad opulenta, rica en plata procedente del Potosí o de las minas de oro de Santiago del Chuco. Corría el año 1624 y l’Hermite se lanzó con sus naves hacia el Callao que había sido fortificado después de la sangrienta incursión de Sir Francis Drake, el pirata que llenaba los cofres de Isabel I, la díscola hija de Enrique VIII.

Con el holandés a punto de entrar a Lima, los habitantes de la capital virreinal entraron en pánico. Unos huyeron hacia las colinas que rodean la ciudad. Otros se refugiaron en sus casas, especialmente los hacendados que vivían en mansiones de gruesos muros y con peones armados  y dispuestos a luchar.

Rosa, en cambio, optó por reunir a las mujeres en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario para iniciar una tensa jornada de oración. Cuando le llegó la noticia de que los filibusteros habían desembarcado en el Callao y avanzaba hacia Lima, Rosa se cosió los hábitos fuertemente alrededor del cuerpo y, de pie frente al Cristo del sagrario, se dispuso a ofrendar su vida en su defensa.

Aunque los datos no son demasiado precisos, la historia dice que ese día, hacia finales de agosto, ocurrieron dos cosas. Primero, una fuerte tormenta azotó el Pacífico golpeando a las naves del holandés impidiéndole seguir con su proyectada ocupación de Lima, contentándose con bloquear el puerto. Y segundo, que l’Hermite murió poco después, siendo enterrado en la isla San Fernando, frente al Callao. Su segundo de a bordo, Hugo Shapenham, mantuvo el bloqueo por tres meses más para finalmente levantarlo al ver imposible el ansiado saqueo de Lima.

 

PATRONA DE UNIFORMADOS – Canonizada el 2 de abril de 1671 por el papa Clemente X, la que nació Isabel Flores de Oliva subió a los altares con el nombre de Santa Rosa de Lima. Su emblema está compuesto por una silueta de la ciudad de Lima sostenida por un ancla. 

Aunque su festividad se celebra el 30 de agosto en muchos países, entre ellos el Paraguay, oficialmente fue inscrita en el santoral el 23 de agosto, al parecer debido a la superpoblación de santos el día 30 en el que comparten cartelera Agilo de Rébais, Bononio de Lucedio, Fantino el Joven, Fiacrio de Breuil, Pedro de Trevi y santa Gaudencia mártir, todas notabilidades de la vieja Europa.

Las policías de Paraguay y Perú, además del ejército argentino, la han adoptado como santa patrona. Además, es abogada de los enfermos de tuberculosis, mal que a partir del COVID19 ha empezado a aflorar con mayor frecuencia. 

De donde es dable suponer que a partir de ahora, la estampita de la santa mestiza va a estar a la orden del día. 

 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.