Las zonas de Paraguarí, Iruña (Alto Paraná) y San Miguel (Asunción) son solo algunas que se van consumiendo poco a poco por las llamas. Un incendio abrasador arrasa en la mayoría de los territorios del país y sectores ecosistémicos piden ayuda a gritos entre las llamaradas y la incertidumbre por un fuego que no cesa y crece con fuerza.
Ante esto, las autoridades ambientales que deberían marcar presencia al menos para tratar de controlar la inmensidad de los incendios, no exponen un alto nivel de involucramiento, por lo cual se empieza a cuestionar el compromiso asumido por las entidades en la problemática actual.
“Definitivamente todas las autoridades están involucradas, de manera permanente escuchamos datos por parte del Infona, la Secretaría de Emergencia Nacional, diversos municipios y gobernaciones, pero el problema no se está resolviendo porque pareciese que se ha generado un negacionismo por parte de las autoridades, quienes no reconocen las alertas y la crisis”, desató Óscar Rivas, arquitecto y especialista en gestión ambiental de territorio.
Óscar Rivas
Catalogando el problema ambiental actual como el historial de incendios anunciados, el ambientalista destacó que hace años se advierte acerca de la peligrosidad de los mismos. La deforestación, la canalización de los cuerpos de agua y el proceso de desestabilidad del territorio paraguayo constituyeron solo algunas de las alertas emitidas por diversos activistas ambientales, pero se destacan como acciones desvalorizadas por las autoridades encargadas.
“Es lógico que, como consecuencia, todo lo que vaya a ocurrir o se llegue a realizar sea muy poco porque las propias autoridades se sienten incapaces e incompetentes para resolver o intervenir en el proceso de mitigación del fuego incesante”, determinó.
A falta de un involucramiento constante, Rivas sentenció que las instituciones no se encuentran en las condiciones para siquiera enfrentar el problema al que se ha llegado en el 2022, el cual representa un problema arrastrado hace más de 30 años.
“Lo de San Miguel es un caso tremendo; que los propios pobladores declaren que el fuego está por entrar en la ciudad es catastrófico, representa la antesala del infierno y definitivamente las autoridades nunca se prepararon para estos graves efectos ambientales que desembocan en esta situación atravesada actualmente”, manifestó el ambientalista.
IRRESPONSABILIDAD ANTE EL INFIERNO
Para aplacar mínimamente la problemática actual, Rivas comentó que se debe identificar a todas las autoridades e instituciones que deberían intervenir en esta situación de emergencia, pues llegamos a una situación límite en que la ignorancia, la negación y la no búsqueda de soluciones estructurales conducen al país a la muerte.
“La sequía no va a parar, las lluvias no vendrán y los fuegos seguirán avanzando. Un cambio estructural que no se analiza y repetimos constantemente es la deforestación cero porque hay una exagerada cantidad de territorio convertida en zonas productivas y ni un metro cuadrado más debería seguir destinándose para ello”, afirmó el ambientalista.
Por su parte, Sara Seux, activista del movimiento ambientalista “Viernes Por el Futuro”, mencionó que se necesitan políticas de adaptación, mitigación y prevención porque el problema no se soluciona de un día para el otro “simplemente reciclando o utilizando pajitas de metal, pues se requiere de un cambio profundo en nuestro sistema político y económico”, definió.
Sara Seux
Seux observó que el compromiso de las autoridades es demasiado pobre porque en un país serio tendríamos los recursos suficientes y eficientes para hacer frente a la crisis vivida, teniendo en cuenta que hace años se habla de cambio climático y deforestación: toda nuestra realidad actual.
Para la joven, las autoridades pareciese que viven en un país alternativo, en el cual no existen los problemas ambientales actuales o simplemente no les importa. Seux refirió que la situación no sería tan intensa si las instituciones correspondientes hicieran su trabajo de manera coordinada.
“Solo hace poco se reveló que el Infona tardó más de un año en intervenir estancias en las cuales se reportaron incendios voluntarios. ¿Cómo trabajarán de forma coordinada las autoridades si ni siquiera pueden hacer su propio trabajo?”, destacó la ambientalista.