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Hambre y empatía

A veces me preguntan  qué piensas del mundo? Un cuestionamiento nada fácil cómo la vida que no es la que tienen o padecen  algunas personas en nuestro planeta. Sin importar la distancia, el idioma ni las condiciones económicas o culturales, somos humanos lo que nos obliga no solo a conocer lo  que experimentan otras personas en el mundo para evaluar las formas en las que podemos solidarizarnos con ellas.  Por ejemplo, al menos 5 millones de personas en Yemen están al borde de la hambruna y otros 16 millones están “marchando hacia el hambre”, ya que la crisis humanitaria del país se sale de control.

Pobreza cíclica
Yemen  es un país de Asia occidental, en el extremo sur de la Península Arábiga. Limita con Arabia Saudita al norte y Omán al noreste y comparte fronteras marítimas con Eritrea, Djibouti y Somalia.

Si de alguna forma nos tocase hablar con extraterrestres acerca de nuestro mundo tomando cómo ejemplo ese país el planeta se expresaría en forma de hambre, sed y otras necesidades no satisfechas  que nos terminan matando cómo ahora nos toca experimentar en pandemia.

El ser terráqueo se está volviendo una pesadilla por los números que vemos existen en ese país africano no por la esclavitud que fue un atroz capitulo en el libro de la humanidad sino por no tener que digerir, cuando hoy día los fines de semana o en cualquier ocasión social en otros paìses cometemos  el pecado de la gula  y  no pensamos en que existen no solo grupos humanos que pasan hambre  y necesidad. Nuestros dramas no important a los otros ni en carencias y menos aun en abundancia. Nos falta mirar el mundo con mayor empatía y responsabilidad.

Cambiar para vivir
Nos toca en este tiempo de pandemia también discutir de acuerdo a esta realidades existentes en otras regiones que además de tener al covid y sus consecuencias necesita una urgente acción que es el dar de comer al hambriento y responder con medidas estructurales para romper el ciclo.

El hambre es el causante del 45% de las muertes entre los menores de 5 años en todo el mundo, y se calcula que 47 millones de niños y niñas de menos de cinco años sufren de adelgazamiento patológico, 14,3 millones de los cuales en casos muy graves, según la FAO.

Necesitamos muchas cosas básicas que en muchos hogares hasta sobra ya sea por su falta de uso o poco consumo. Los problemas cómo la hambruna, vestimenta o asistencia médica, edilicia o académica son cosas que no están ni deben caer solo sobre el hombro de gobernantes  sino  que todo ser  humano debe tener el suficiente coraje y valentía de asumir el rol de efectiva solidaridad para cambiar la palabras necesidad y tristeza por satisfacción y alegría en el rostro de aquellas personas que no tienen nada que comer.

Podemos hacerlo, se desperdicia mucha comida en el mundo y nosotros en Paraguay producimos alimentos para 60 millones de seres humanos y tenemos dos millones que van a la cama sin haber probado un bocado antes de dormir. Esta ecuación debe acabar.

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