Este domingo 3 de enero, la tierra atravesará la zona más densa de restos de un asteroide conocido por los astrónomos bajo la sigla 2003 EH1, que a su vez fue alguna vez un brillante cometa que en su vagabundeo por el espacio fue perdiendo todos los elementos que lo encendían por efecto de las tormentas solares.
Este complejo galimatías astral tiene un nombre, las Cuadrántidas, definida como una de las mejores lluvias de meteoros anuales, junto a las Leónidas y las Perseidas.
Así que si hoy no tiene nada más interesante que hacer y está en el hemisferio norte, puede elevar la vista hacia la Osa Mayor y alrededor de ella verá una fulgurante cascada de fosforescentes objetos entrando a la atmósfera y evaporándose al instante, no sin dejar un rastro de fuego.
Claro, no estamos en el hemisferio norte. Pero la NASA, en su sitio oficial, ha habilitado un espacio que permitirá ver prácticamente en directo este espectáculo celeste. Y aunque con menor intensidad y si el cielo está despejado, también se podrá observarlas en nuestro hemisferio sur.
La mayoría de las lluvias de meteoritos no son sino restos de cometas convertidos en pequeños fragmentos de hielo y roca. Las Cuadrántidas son todo lo que quedó del asteroide 2003 EH1. En su traslación alrededor del Sol, el planeta cruza este campo de escombros cada mes de enero, abriéndose paso a través de ellos. La atmósfera atrapa estos fragmentos que empiezan a quemarse emitiendo brillantes llamaradas de luz. Parece que este año 2021 la luna no se interpondrá en la trayectoria de estos flamígeros viajeros del espacio y el espectáculo puede llegar a ser majestuoso, ya que el 3 de enero, la tierra entra en el campo más denso de restos y podrían registrarse hasta 100 meteoritos ardientes por hora.
Los antiguos trataban estos fenómenos con admiración, respeto y temor. Cuando uno de ellos caía a tierra, la leyenda se iniciaba de inmediato. Tal vez la más celebre sea la leyenda de Excalibur (del latín ex calce liberatus o liberada de la piedra), forjada a partir de una roca espacial caída en la isla de Avalon. Fue forjada por el mago Merlín para el mismísimo Rey Arturo.
Algunos creyentes dicen que depende de la densidad de la lluvia de estrellas de esta noche para augurar un buen año. Los entendidos dirán. Nosotros, mientras tanto, disfrutemos del espectáculo.