Sonriente, cerca de una risa eufórica, Vinicius se reivindicaba ante el micrófono. «La gente de fuera, que hable», decía el extremo brasileño tras haber tumbado al Liverpool en la ida de cuartos de final de la Champions League. Su explosividad y el cerebro de Toni Kroos lideraron al Real Madrid.
Le servía de redención después de que la temporada pasada, también en cuartos, aunque a partido único, Zinedine Zidane le dejase en el banquillo contra el Manchester City. Antes de la pandemia estaba siendo el mejor del conjunto blanco, un nivel que no había conseguido recuperar, así lo informó el portal besoccer.com.
Durante toda esta campaña ha alternado algún leve destello con momentos desesperantes para él y su equipo. Vinicius es un chico hiperactivo en el campo que a veces no controla bien sus impulsos y eso le lleva a la sobre conducción, al error en el pase, a una mala definición… dejes que, con 20 años, pueden ser entendibles, aunque hayan llevado a muchos a dejar de creer. Con esta edad, Vinicius ya ha jugado 106 partidos para el Real Madrid, al que llegó hace ya casi tres años. Y este martes, en un escenario inmejorable, el de Sao Gonçalo dos Campos rompió con todo e hizo, apoyado en los datos de BeSoccer Pro, el mejor partido de su trayectoria hasta ahora.
A nivel numérico, lo que mejor definió el partido de Vinicius fue la efectividad. Disparó cuatro veces, dos de ellas a puerta, y ambas acabaron en gol. El primero en dos toques, el segundo en tan solo uno. Con ello firmaba por primera vez un doblete para el Real Madrid.
En Flamengo sí marcó por partida doble en tres ocasiones, y en el Real Madrid Castilla también lo hizo en un “miniderbi” contra el Atlético B en 2018. Pero nunca lo había conseguido con el primer equipo madridista. No había mejor ocasión que esta para romper esa barrera.
Después, sus registros son de un 66% de acierto en regates y del 79% en pases; intentó 28 y 22 llegaron a buen puerto. Uno de ellos, tras una buena acción individual, propició una ocasión clara de Marco Asensio. Además, con su insistencia por encarar, recibió dos faltas y una provocó la amarilla a Alexander-Arnold, al que desquició, tras un manotazo.
En definitiva, Vinicius dio argumentos para mantener la fe en él. No venía en un buen momento, pero de pronto hizo bien todo aquello en lo que solía equivocarse. Supo canalizar su energía, tomar la decisión correcta en cada momento y dar los toques justos en cada acción. Estaba inspirado y tuvo una clarividencia inusitada en él.
Esa es la línea a seguir por el extremo, que con 20 años todavía tiene muchísimo por aprender. Zinedine Zidane vuelve a darle confianza y se reencuentra ya no con aquel que tiraba del carro en febrero de 2020, sino que le descubre nuevas facetas. Si fue un momento de iluminación o la confirmación de su progreso, el tiempo lo dirá.