Ante tanta intolerancia y a contracorriente se levanta una voz de esperanza con el gran logro de Kimberly Ayala, una joven trans que se encargó de demostrar que los sueños están para cumplirse, sin tener como parámetro o barrera la ideología de género de cada uno.
Kimberly es una destacada estudiante que culminó la carrera de Derecho en la Universidad Nacional del Este en el año 2015, pero desde entonces y, con todos los requisitos académicos cumplidos, intentó matricularse y jurar como abogada ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ), pero más de una vez le negaron la posibilidad simplemente por cómo se veía.
En todo momento alegaron que sus documentos “no concordaban” con su imagen, al presentarse ante la Corte se veía como una mujer, pero llevaba como nombre Fernando, pero el pasado lunes 9 de noviembre se hizo historia.
Se solicitó al Poder Judicial, bajo patrocinio legal de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) y con respaldo de la institución internacional Amnistía, que se cumpla con el derecho de Kimberly a jurar y matricularse como abogada. Finalmente el gran día llegó y en un emotivo acto tuvo lugar su juramento.
AUTORIDADES
Alberto Martínez Simón, presidente de la Corte Suprema de Justicia, fue quien expresó que para el juramento se reunían todos los requisitos.
Este logro es sin dudas una inigualable victoria para la comunidad, es el puntapié para construir un país sin discriminación.
Cabe resaltar que Kimberly terminó con un promedio excelente, en un país donde la educación es un privilegio. Ayala, debido a la imposibilidad de ejercer su profesión se desempeñaba como peluquera.
“Aun no puedo creer que se haya dado la oportunidad, en definitiva es una victoria, yo quiero acompañar este legado con un mensaje de esperanza a todas las personas que sufren cualquier tipo de discriminación, si no hay puertas abiertas habrá ventanas abiertas que nos van a ayudar en el futuro a ejercer una profesión. Es una luz en el fondo del túnel, este logro va dedicado a esos luchadores y luchadoras desde donde estén, que se enfrentan a una sociedad tan intolerante”, acotó la joven abogada.
Señaló a su vez que las personas trans han sido muy discriminadas e invisibilizadas en el país a raíz de la dictadura y que eso se arrastra hasta nuestros días. Remarcó que por todo esto, estudiar en una universidad, recibirse con buen promedio y encima poder jurar ante el estrado, significa un gran logro.
“El privilegio de poder ser parte de una casa de estudios, poder tener la educación es una puerta hacia el respeto y con miras a lograr más garantías para la sociedad. Agradezco a todas las personas y organizaciones que me apoyaron en todo el proceso, fue muy importante su apoyo emocional”, destacó.
INVISIBILIDAD
Pero este no es el único caso de discriminación que se da en el país.
Ese es el caso de Yren Rotela, quien hace más de cuatro años lleva adelante un proceso judicial en busca de poder cambiar su nombre de pila, sin tener respuesta favorable alguna.
La activista trans explicó que tras el juramento de la primera mujer transexual abagada, se implantó el tema en la agenda como debate.
Rotela detalló que en su caso, cuenta con una demanda de cambio de nombre ya desde hace cuatro años y que el caso está en la Cámara de Apelaciones esperando que se resuelva. En mayo de 2017, la jueza en lo Civil y Comercial Julia Rosa Alonso hizo lugar a la demanda de cambio de nombre.
La demanda fue promovida el año pasado, cuando la activista solicitó el cambio por el del uso social como persona trans que había adoptado, pero la Fiscalía en lo Civil y Comercial, planteó un recurso de apelación en contra.
Estas son solo algunas historias del desafío continuo que deben enfrentar varias personas día a día en el país, el juramento de Kimberly marca un precedente en la lucha por la igualdad en busca del derrumbe de una desfasada estructura cultural.
