Cristóbal Cubilla fue integrante de la generación dorada de Olimpia, ganando títulos internacionales, entre los que destaca la Copa Libertadores de 1990. Desde su hogar habló como ciudadano y su manera de llevar adelante la cuarentena. “Las circunstancias obligan a seguir las actividades con resguardo. Estamos en casa con la familia”, afirmó.
Hoy día es entrenador del Guaraní de Encarnación, equipo que ascendió a la intermedia y se predisponía a buscar un lugar en la primera división. “Hemos subido siendo un equipo modesto, donde enfrentamos a equipos con más historia como Carapeguá, Caacupeé, Itapuense de Encarnación, varios clubes quizá con más infraestructura. La pandemia paró todo, en líneas generales en el uno está quieto y uno debe amoldarse a lo que es”, indicó.
Cubilla se formó en el Independiente de Campo Grande y en 1980 llegó a Cerro Porteño de la mano de Abraham Zapag. Con 16 años compartió plantel, entre otros, con Roberto Fernández, Aldo Florentín o Roberto Cabañas. En el 86 pasó a Sol de América donde consiguió el primer campeonato para la institución (que cuenta con dos títulos) , de allí fue al Necaxa mexicano con Cayetano Ré; pasó por el Once Caldas de Colombia y en el noventa volvió al decano para ser campeón. “Terminé el contrato, y llegué a un Olimpia con grandes jugadores, Almeida, Guash, Virginio Cáceres, Luis Monzón, Raúl V. Amarilla, Adriano Samaniego, Battaglia. Congeniamos un plantel frondoso dirigido por Luis Cubilla, que nos dio grandes alegrías”, indicó.
Ganó títulos internacionales y describió su carrera como algo muy gratificante. “Llegué donde todos quieren. Fuimos subcampeón del mundo en clubes con el Olimpia, ganamos la Libertadores, la Supercopa, la Recopa, jugamos la Interamericana con América de México, y ganamos la Copa Nerú.”, recordó. Describió a aquel grupo como una familia, alabando a Osvaldo Domínguez además de recordar a Carísimo Neto y Scavone entre otros, en un plantel dirigido por Luis Cubilla. Calificó de fundamental la compenetración en el plantel compuesto mayormente por paraguayos, con la excepción del uruguayo Santurio y el brasilero Robson Retamoso. “Uno sigue orgulloso de ser parte de la historia del Olimpia, lo que conseguimos en el 90 no se consigue todos los días. El club nos dio la posibilidad de ser útiles, uno siempre está agradecido”, subrayó.
El Decano sobrepasó a rivales duros, con jugadores de la talla de Cafú, Palinha, Rai, Romario entre otros, enfrentaron al Gremio, Peñarol, Nacional, el Atlético Nacional colombiano o la U de Chile. “Desde un inicio hablamos, el objetivo era salir campeón, eso nos inculcó Don Osvaldo, cuando jugábamos partidos internacionales él hablaba, no pretendía ser segundo, cada jugador comprendió eso y nos cuidábamos bastante. Ganamos la segunda copa con mucho sacrificio, eso cuesta, no se da todos los días y somos referentes por lo que uno ganó a nivel internacional”, sentenció. Esos logros lo llevaron a él y ese plantel a enfrentarse al A.C. Milán de Arrigo Sacchi y sus tres reyes magos, los holandeses Rijkaard, Gullit y Van Basten.
Hoy como entrenador busca inculcar ese mismo mensaje a sus dirigidos, y anhela escalar categorías para llegar a lo más alto. Entre tanto, invita a todo a seguir concentrados para superar la pandemia. “Hay un temor muy grande, pero con esfuerzo y sacrificio saldremos adelante. Le pido al país conciencia en lo sanitario, con el gobierno, para hacer cabalmente lo que los referentes dicen. Si uno tiene salud es lo más importante”, concluyó.
