Yeruti Salcedo
Para 2030 crearán millones de empleos
Es sabido que el Paraguay es líder mundial -en términos relativos dentro de sus dimensiones- en la generación de energía limpia. El 100% de la electricidad que consumimos proviene de hidroeléctricas, cosa que pueden decir muy pocos países en el mundo. Pero también es cierto que los volúmenes que nos corresponden de las tres hidroeléctricas existentes -Itaipú, Yacyretá y Acaray- serán totalmente absorbidos a mas tardar para 2030. Y que emprender nuevas hidroeléctricas de esas dimensiones no es aconsejable por la moderna doctrina de sustentabilidad ambiental. Por lo tanto, hay que ir pensando en otras fuentes de energía, entre ellas la fotovoltaica, la eólica, la biomasa y las hidroeléctricas de bajo impacto ambiental. Hacia ellas apunta la inversión extranjera directa (IED).
Antes de que la pandemia pateara el tablero y obligara a recalcularlo todo, en 2019 la IED en energías renovables dirigida hacia América Latina se concentraba en un 40% en Brasil, el 29% en Chile, el 15% en México y el 6% en Colombia. Es interesante analizar el efecto de estas inversiones porque no se limitan a generar energía limpia y renovable sino que desatan una significativa demanda de empleo calificado. Estimaciones del programa de la ONU sobre medio ambiente (PNUMA), de la Organización Internacional del Trabajo y otras instituciones similares indican que para 2030, hasta 12 millones de personas podrían encontrar empleo en sectores de la industria y la agricultura relacionados con los biocombustibles, otros 2,1 millones en el campo de la energía eólica y no menos de 6,3 millones en la energía fotovoltaica. Y aunque parezca contradictorio, adquiere cada vez más protagonismo el empleo de biomasa como fuente energética, entendida como la materia orgánica que entrega energía química al quemarla directamente (carbón, leña, restos) o transformándola en combustible.
El 2020 fue un año de drástica contracción de IED en todo el mundo pero se estima que en 2021 habrá efecto rebote, con las energías renovables como las de mayor recuperación, siguiendo la línea de compromiso que hasta ahora mantienen los países desarrollados que lideran esta corriente de capitales. Aunque en el Paraguay mantenemos un buen flujo de IED, sería interesante concentrar esos recursos, con tiempo, hacia las fuentes alternativas de energía. Son, sin duda, el futuro inmediato.