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Selección natural

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Tal vez a muchos le suene fuerte esto, pero la verdad a la que nos estamos enfrentando es que ante un Estado fallido, incapaz de organizar la defensa de la población con un sistema de salud y una gestión político-administrativa eficientes, la naturaleza ocupa su lugar. ¿Cómo lo hace? Impactando en la población, multiplicando los contagios, diseminándose en forma exponencial y, al no encontrar barreras, invadiéndolo todo sin freno. Charles Darwin lo enunció en el siglo XIX. El proceso consiste en la selección que hacen los factores ambientales sobre los seres vivos, con el resultado de la eliminación de los más débiles y la supervivencia de los más fuertes.

La razón de existir de un Estado es organizar a la sociedad para enfrentar factores externos ante los cuales los individuos aislados seríamos ineficientes. Seguridad, un techo para detener la lluvia y el frío, un sistema de salud, caminos, defensa común, etc. son servicios encargados a una organización de servicio público llamada Estado sostenida mediante la contribución colectiva y obligatoria. Este contrato ha evolucionado con el paso de los siglos, se lo ha perfeccionado  en instrumentos que consagran valores y principios agrupados en un contrato de amplio alcance social, político y económico llamado Constitución. Para eso nos organizamos, para convertirnos en ciudadanos de una República sujetos de derechos y obligaciones, acordando ceder cada año a ese Estado parte de nuestro esfuerzo productivo para sostenerlo.

Pero esta idea, en el Paraguay, no funciona porque quienes fueron electos para cuidar el Estado en nombre de la ciudadanía traicionaron el contrato, consideraron el erario público un medio para su enriquecimiento personal, demostrando además su inepcia para cumplir con fines básicos como la preservación de la salud de la población.

Si somos incapaces de interponer ante la enfermedad un sistema de salud eficiente, millones de individuos quedamos a merced de las implacables leyes de la selección natural darviniana. Es lo que está pasando en los hospitales y en todo el sistema de salud. Los débiles mueren, y los más fuertes… tal vez se salven.

Es peor que en los negros días de la peste negra del siglo XIV. Ellos carecían de armas para combatirla. Hoy las tenemos, pero en manos de ineptos y ladrones, que es como si no existieran.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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22-11-24