Desde el viernes 5 de marzo la ciudadanía empezó a movilizarse contra la corrupción y contra el Gobierno de Mario Abdo Benítez. Aunque el presidente de la República intentó frenar la marcha ciudadana con la renuncia del cuestionado ministro de Salud Pública y Bienestar Social (MSP), doctor Julio Mazzoleni, el hartazgo llegó al punto que hoy exigen la renuncia del presidente Abdo y del vicepresidente Hugo Velázquez.
Miles de personas diariamente se concentran en las inmediaciones del Congreso Nacional para repudiar al a esta administración que se ve rodeada de una profunda crisis sanitaria, que llegó al colmo de no tener fármacos para pacientes con Covid-19 en los hospitales públicos, pero a los familiares se les exigía comprarlos de las farmacias privadas, e incluso llegaron al colmo de pagar por medicamentos robados del Instituto de Previsión Social (IPS).
Estas movilizaciones, de autoconvocados a través de las redes sociales, como nuevo fenómeno social, llegaron a su quinto día de convocatoria ininterrumpida para exigir un cambio en la administración del Estado.
El presidente Abdo ha hecho de todo para poder contener la crispación social, desde la salida de Mazzoleni, de pedir a todos sus ministros que pongan el cargo a disposición, del anuncio de los cambios de cuestionados ministros como Eduardo Petta en Educación, Nilda Romero de Mujer y Juan Ernesto Villamayor del Gabinete Civil, pero la ciudadanía se sigue convocando en las calles.
NUEVOS FRENTES
Incluso, en los últimos días se abrieron dos frentes más, pues las movilizaciones en el microcentro de Asunción se trasladaron en horas de la noche frente a Mburuvicha Róga, la casa presidencial oficial, y también frente a la residencia del ex presidente y líder del Movimiento Honor Colorado, Horacio Cartes.
La ciudadanía, harta de los favores políticos y de los pactos a costa del pueblo, ha exigido la renuncia de los dos principales cargos del Ejecutivo, o el juicio político. Sin embargo, para poder lograr avanzar con el juicio político del presidente y el vicepresidente es necesario el acompañamiento de los diputados cartistas.
Esta coyuntura también llegó a que la ciudadanía se concentre frente a la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana. La ciudadanía llevó también sus reclamos y su indignación frente a la sede partidaria que ha gobernado el Paraguay 62 de los últimos 67 años, con solo un periodo de alternancia política de cinco años.
REPRESIÓN
Otro de los hechos que también se dieron desde el viernes hasta el lunes es que las movilizaciones estuvieron colmadas de represiones por parte de la Policía Nacional. En todos los escenarios, ya sea frente al Congreso Nacional, en Mburuvicha Róga o en la sede del Partido Colorado.
La respuesta policial siempre terminó siendo la represión de cientos de manifestantes. Y aunque desde el Gobierno se menciona que todo empezó por provocaciones de un grupo de 10 a 20 personas, el hecho denota la falta de profesionalismo de las unidades policiales para controlar a un ínfimo grupo, y terminar desatando la ira de miles con una represión generalizada.
Y mientras este escenario se desarrolla diariamente en las calles, el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, sostiene que la mayoría del pueblo paraguayo le apoya, haciendo énfasis que fueron electos con 1.200.000 votos, y que esa cantidad de personas no están en las calles.