La situación en las calles de La Paz es hoy insólita. Ante la falta de autoridades, grupos de gente común mantiene cerradas con barricadas todas los accesos cercanos a la «Casa grande del Pueblo», sede del gobierno. Sorprendentemente son ellos los que abren el paso a las patrullas policiales, y no al revés. Pero los piqueteros aplauden el paso de la policía que fue la primera fuerza de seguridad que se amotinó el viernes contra el ya expresidente Evo Morales.
Toda la ciudad está paralizada. Los comercios cerrados y, en el medio, piquetes y fogatas que hacen imposible la circulación vehicular.
Sólo en la zona céntrica de La Paz, custodiando los principales edificios públicos, está la policía. Pero la autoridad la tiene la gente, que les permite o cierra el paso, según medios internacionales.
CARTA DE RENUNCIA
La carta de renuncia de Evo Morales fue recibida este lunes por la Asamblea Legislativa boliviana, en la que indica que su decisión obedece a «evitar» la violencia y a su deseo de que retorne la «paz social» al país del que ha estado al mando durante trece años y nueve meses.
«Mi responsabilidad como presidente indígena y de todos los bolivianos es evitar que los golpistas sigan persiguiendo a mis hermanos y hermanas dirigentes sindicales», señala el texto, cuya autenticidad ha sido confirmada por fuentes del Senado.
La remisión de la carta se realizó después de que Morales confirmara su renuncia mediante una declaración grabada que fue difundida la tarde de este domingo. En el texto, Morales condena que en Bolivia se siga «hostigando y persiguiendo» a indígenas, dirigentes y responsables de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS). «Hoy es el momento de la solidaridad entre nosotros y nosotras, mañana será el momento de la reorganización y el paso al frente de esta lucha que no termina con estos tristes sucesos», agrega.
La nota, que destaca varios de los logros de su gestión, menciona la consigna de «resistir» y finaliza con la arenga «¡Patria o Muerte!».