Ricky Rubio fue traspasado en noviembre de los Suns a los Thunder y de ahí regresó a los Timberwolves, el equipo donde jugó sus seis primeras temporadas en la NBA, pero el reencuentro no está siendo nada idílico. No le gustaron las formas en las que Phoenix le anunció que prescindían de él, Oklahoma tampoco parecía un buen lugar y ahora en Minnesota ni a su equipo ni a él les va nada bien. Sólo los Pistons y los Wizars empeoran su balance de 4-13, colistas de la Conferencia Oeste y lastrados por la lesión de muñeca primero y el positivo por covid-19 después de Karl Anthony Towns.
Ricky empezó la temporada de suplente, a la sombra de D’Angelo Russell y ni siquiera los problemas físicos de éste que han posibilitado su regreso a la titularidad (ha salido desde el banquillo en nueve de los 15 partidos), le han ayudado a mejorar su nivel, así lo informó el portal marca.com.
En su último encuentro, Minnesota cayó en cancha de los Warriors (123-111) y Ricky, saliendo de nuevo como titular, no cuajó un buen partido: cinco puntos, un rebote, cinco asistencias y tres pérdidas en 22 minutos. Números discretos de los que no consigue librarse.
No en vano, el base está acreditando en estos 15 primeros partidos 6,2 puntos con un 34,1% en tiros de campo y un 18,5% en triples, 3,1 rebotes y 1,3 robos en 23,9 minutos. Todas ellas son las peores cifras en sus 10 temporadas en la NBA. Ricky, MVP del Mundial de 2019 y clave en los sorprendentes resultados de los Suns en la burbuja de Disney World, no da con la tecla para ganar solidez y confianza.
MAL MOMENTO
Él lo sabe y no lo oculta, como reconoció tras la última derrota ante los Warriors: «Está apagado. Mi juego no está aquí y tengo que encontrarlo», dijo en unas manifestaciones recogidas por Jon Kraweczynski, periodista de The Athletic que cubre la información de la franquicia de Minneápolis.
Las estadísticas no engañan y dicen que el mal momento de Ricky se ha agravado en enero. En lo que llevamos de 2021, el base español ha disputado 11 encuentros en los que tiene porcentajes del 26,7% en lanzamientos de campo y del 6,3% desde el triple después de acertar con sólo uno de los 16 que ha intentado.
En la ciclotímica trayectoria de Ricky en la NBA se ha encontrado con todo tipo de situaciones, muchas de ellas negativas. Sin embargo, siempre pudo salir de ellas y recuperar la alegría en su juego. «Nunca demasiado arriba, nunca demasiado abajo», tiene escrito en inglés en su mensaje fijado en Twitter. Un lema que le vendrá bien en este momento.