Preparar chipa en el tatakuá de la abuela en el interior del país, el reencuentro con la numerosa familia y las ollas populares que se comparten durante la última cena no se pudieron vivir este año.
La Semana Santa que quizás muchos esperaban ansiosos para darse un descanso de la rutina o pasar tiempo en familia se vio totalmente transformada por la pandemia que está instalada en más de 150 países y lleva casi dos millones de infectados en todo el mundo.
Misas transmitidas por Facebook, la bendición de las palmas hecha casa por casa para evitar aglomeraciones, viajes y procesiones que fueron suprimidas, este es un año atípico para la tradición cristiana.
El ministro de Salud, Julio Mazzoleni pidió a la población a actuar patriotismo en este tiempo que requiere de la mayor conciencia ciudadana para respetar el periodo de confinamiento social de manera a evitar una propagación masiva del virus que hasta el momento tiene 6 fallecidos en el territorio.
La Arquidiócesis de Asunción había anunciado que todos los actos serían realizados a puertas cerradas y transmitidas a través de las redes sociales, medios radiales y televisivos.
A las 22:00 horas de este sábado se transmitirá por los canales correspondientes la vigilia pascual y 11:00 horas del domingo la misa de Pascua.
El propio Vaticano vivió la pasión y muerte de Jesucristo de una manera distinta, sin fieles, sin el tradicional lavado de pies, sin viacrucis y con el Papa Francisco oficiando todas las ceremonias vía streaming, sin público.
El domingo se darán las pascuas de una manera particular, tomando distancia, pero con la mano puesta en el corazón con la esperanza de combatir con altura esta batalla.
Una Pascua sin abrazos ni palmadas
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