El ritmo correntino que se convirtió en Patrimonio de la Humanidad
Por : Cristian Nielsen
La referencia dice que fue Samuel Aguayo el primero en pronunciar la palabra “chamamé” y que a partir de allí se incorporaría al glosario musical correntino en particular y al folklore argentino en general.
Como en toda anécdota de la que no hay registro preciso, algunos prefieren desconfiar de este origen etimológico. Pero bien puede dársele crédito cuando el propio Aguayo, en una conversación de la que fue testigo el periodista y poeta Néstor Romero Valdovinos -y quien esto escribe- contó los detalles de aquel génesis.
El creador de Floripamí, Oroité y una multitud de otros éxitos del folklore paraguayo, emigró a Argentina hacia finales de los años ’20. Ya existía, por entonces, una significativa colonia de connacionales en Buenos Aires, urbe embarcada en una frenética carrera de desarrollo urbano e inmobiliario que contó con mucha mano de obra paraguaya. La voz de tenor de Aguayo, salpimentada con el idioma guaraní y los ritmos típicos de la tierra lejana, le granjearon de inmediato una masiva aceptación. Fue, tal vez, uno de los primeros cantantes en popularizar la radio como medio de difusión artística.
POLCA CHAMAMÉ
Lo que voy a contar ahora no tiene otro registro más que la memoria. Hacia 1970 yo era un pinche de redacción en La Tribuna, a la que acababa de sumarse Romero Valdovinos, recién repatriado de Argentina. Aguayo solía visitarlo muy a menudo en el diario entablando conversaciones sobre muchos temas, casi todos vinculados a la colonia de compatriotas en Buenos Aires, la Casa Paraguaya, los festivales y concursos musicales.
En una oportunidad lo escuché a Aguayo contar una anécdota vinculada al nacimiento del chamamé como ritmo musical netamente litoraleño. No quiero traicionar mis recuerdos pero Aguayo refirió que actuando ante un auditorio correntino anunció la interpretación de un ritmo que bautizó como “pete í polka chamamé”, literalmente, una polca interpretada sin demasiado rigor, a los apurones.
Sospecho que esta definición semántica no debe ser muy del agrado de los correntinos, que han convertido el chamamé en himno de su querida provincia. Celebridades como Tránsito Cocomarola, Antonio Tarragó Ros y Ramona Galarza se encargaron de elevar el chamamé a las máximas alturas musicales, sobre todo, en el poderoso sonido de la “cordiona” (acordeón a piano) que es su instrumento iluminador.
PRIMERA GRABACION
Para la década de los años ‘30, Samuel Aguayo era un referente ineludible de la música paraguaya en el exilio porteño, junto con otros gigantes como Félix Pérez Cardozo (El sueño de Angelita), Herminio Giménez (Canto de mi selva), José Asunción Flores (Ne rendá pe aju) y Mauricio Cardozo Ocampo (Chokokué purahéi). Giménez terminaría radicándose en Corrientes, desde donde compondría numerosos temas folklóricos y dirigiendo su orquesta sinfónica.