Paraguay ya registra 24 feminicidios en lo que va del año. El enemigo está en casa y con la situación económica generada por la pandemia, además del aislamiento que se sufre, se agudizó aún más la lamentable situación.
La psicoanalista Marisol Díaz Escobar, comentó que en muchas ocasiones la mujer violentada no ve la agresión como un problema, y ahí entra a tallar la singularidad de cada persona.
“Algo que para mí puede ser desagradable, para otra persona quizás no. Siempre es bueno analizar caso por caso, lo que nos va a dar mejor panorama de qué pasa en cada relación, pero en cuestiones generales, lo que la clínica nos enseña, es que muchas veces este hombre agresor toma a esta mujer como única, la persona no tiene otras cuestiones en las que desplegar su energía, lo que se vio mucho en la pandemia”.
Agregó que socialmente se valora mucho el estatuto social del hombre como proveedor, hombre que trabaja, al no poder cumplir con los estándares sociales porque perdió su trabajo, etc, encuentra en esa mujer la causa de todos sus males, y descarga todas sus frustraciones.
“Al no tener un trabajo en el que ocuparse, una pasión, el vínculo pasa a ser lo único importante en su vida. Hay algo que este hombre capta en el inconsciente de esta mujer, la necesidad de ser la única, la más importante, inclusive hasta en los golpes, la única en la que descarga su malestar, por eso es que muchas veces es tan difícil salir de estas relaciones”, expresó la psicoanalítica.
Asimismo, es importante que la persona llegue a la atención por un propio deseo, cuando es imposición de otros, la mujer no lo ve como problema y no hay adherencia al tratamiento.
“Si lo único que tiene es esa relación, obviamente va a intentar mantenerla incluso a pesar de los golpes, si tiene cuestiones a las cuales ligarse, relacionadas al trabajo, amigos, es más difícil que pueda caer en una situación así. El golpeador tiende a alejar a estas mujeres de otras relaciones, de las familias, de las amistades, les habla mal de ellos, cada vez los círculos con los que contaba se achican”, refirió Díaz Escobar.
LAS OTRAS VÍCTIMAS
Los hijos tienden a ser víctimas de estas situaciones de violencia, en el momento se debería poder intervenir y poder sacarlos de escena.
Finalmente, señaló que reducir los números de víctimas de violencia y feminicidios, es una tarea pendiente de la sociedad y el Estado. “Muchas veces el propio hecho de que las mujeres denuncien no es una garantía de no ser violentadas otra vez. Hay una serie de dispositivos que deberían apoyar a las mujeres en los casos de maltrato como en el tratamiento posterior”.
EN CONSULTA
Por otro lado, la médico psiquiatra Lara Dalila Benítez aseguró que muchas veces llegan pacientes con síntomas de ansiedad, depresión, problemas para dormir y cuando van escarbando en los causantes que generan estos síntomas, identifican conductas violentas por parte de su pareja.
“Cuando hablamos de violencia de género se da un ciclo vicioso de a poco. Hay fases de violencia que van escalando o sucede el arrepentimiento por parte del agresor. Todo este ciclo va causando muchas cuestiones que las vuelven más vulnerables y se va generando como una dependencia emocional, su autoestima decae, el agresor la va aislando, le prohíbe salir a trabajar. Hay que entender este mecanismo para no juzgar”.
Además, mencionó que estos casos requieren un abordaje complejo como es el terapéutico donde se trabaja desde la salud mental, pero es indispensable un acompañamiento de la sociedad, de los ministerios, que incluyan un trabajo de sensibilización.
“Necesitamos que se capacite al personal que va a trabajar en los casos, ofrecer una salida laboral para esas mujeres violentadas, que existan más albergues transitorios donde puedan refugiarse y que se haga un seguimiento de las denuncias para luego no lamentar los casos de feminicidio”.
