Con más de 80 recorridos en todo el país, a través de la aplicación de su proyecto, la Fundación Solidaridad brindó resultados de sus planes de trabajo aplicados por medio de una asistencia a personas con discapacidad física, tanto de nacimiento como adquirida.
Los principales aliados de esta iniciativa fueron: Itaipú Binacional, Touring y Automóvil Club Paraguayo y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El trabajo constituye uno de los programas vinculados al eje de intervención, en el que se llevan a cabo jornadas de evaluación a posibles beneficiarios de sillas de ruedas y otras ayudas técnicas.
El programa cuenta con dos modalidades de implementación, una para Asunción y Gran Asunción y otra para el interior del país. El proyecto busca resignificar la problemática de la discapacidad física desde una perspectiva mucho más amplia, entendiendo que la misma, en un gran porcentaje, es consecuencia de un sistema social que aún tiene mucho por evolucionar.
“Una de las cosas que quisimos entender desde la fundación, durante la realización del proyecto, es por qué cada vez se necesitan más sillas de ruedas. Si bien nos honra poder donar estos elementos, no deberíamos sentirnos orgullosos, al saber que cada vez hay más gente que necesita de los mismos”, determinó María Mersan, directora ejecutiva de la Fundación.
De este modo, empezando a trabajar sobre una metodología más científica para comprender la historia y el contexto de cada persona con discapacidad física, determinaron que 85% de las personas que tenía una discapacidad por una causa prevenible.
Entre ellas se destacan personas accidentadas por diversas causas, individuos que sufrieron secuelas por impactos de balas perdidas y mujeres con consecuencias por la violencia de género.
“Centrándonos en la discapacidad física, corroboramos que en un alto porcentaje se desarrolla en consecuencia de un problema social, antes que un problema de salud de la persona”, destacó la directora ejecutiva.
María Mersan
DEBILIDADES
Mersan puntualizó que las discapacidades físicas, una vez adquiridas, se encuentran bajo mayor dificultad a través de la ausencia total de servicios de salud, atención primaria, diagnóstico, rehabilitación y todo el canal rural.
De este modo, un aproximado de 1.200 sillas de ruedas por año son entregadas y casi el 70% se distribuyen en el interior del país; esto sin contar con la lista de espera que eventualmente queda, porque resulta imposible resolver de forma automática cada una de las carencias observadas.
“En el interior existe una necesidad desbordante desde la ayuda técnica, hasta los diagnósticos. Teniendo esto en cuenta habíamos impulsado un centro de rehabilitación, el cual nos vimos obligados a cerrar debido a la pandemia”, explicó la representante.
Si bien aún se encuentran determinando la cantidad de personas encontradas en la lista de espera, aguardando una silla de ruedas, Mersan comentó que un aproximado de 95 personas pertenecen a Asunción. En el interior quedan unas 15 a 20 personas sin la donación al término de cada jornada y como realizan casi 20 jornadas anuales, destacaron que son 250 o 300 personas se encuentran en la lista de espera.
Por último, especificando que no todo depende de organizaciones como Fundación de Solidaridad o similares a ella, la directora ejecutiva resaltó la necesidad de un trabajo coordinado y bien articulado entre diversos organismos, que involucre a autoridades públicas, estamentos sociales y también sectores solidarios.
“Estamos hablando de una situación social sobre la cual todos podemos hacer algo y estoy segura de que la suma de todos esos esfuerzos contribuirá en la calidad vida de niños como Tadeo, de Coronel Oviedo, demostrando que no se trata de trabajar exclusivamente por el infante, sino de marcar una diferencia social”, finalizó.
