Sin embargo, nada de eso parece haber alterado el curso de la carrera que se estableció hace meses.
Después de avanzar hacia el año electoral 2020 con una economía al rojo vivo y superar los esfuerzos demócratas para destituirlo de su cargo, Trump estaba listo para pasar a un segundo mandato. Pero luego vino la pandemia y la devastación económica, deshaciendo constantemente su presidencia y su caso de reelección.
Ahora, dos días antes del día de las elecciones, Trump se encuentra muy por detrás de su rival demócrata y busca desafiar las encuestas de opinión pública, como lo hizo hace cuatro años, para salvar una victoria.
“El promedio de las encuestas en esta carrera simplemente no se ha movido, no importa lo que haya pasado”, dijo Jason Roberts, presidente asociado y profesor en el departamento de ciencias políticas de UNC-Chapel Hill. “Lo que para mí sugiere que los votantes en general han tomado una decisión y una decisión hace meses, y la campaña ha sido simplemente un espectáculo secundario”.
Crisis mal manejada
Si bien las opiniones sobre el desempeño de Trump se atenuaron a medida que aumentaron las muertes por coronavirus en la primavera, las recientes noticias espantosas sobre un resurgimiento de la pandemia, junto con el fracaso del gobierno para aprobar otra ronda de estímulos económicos, solo han reforzado la opinión de que Trump ha manejado mal la crisis. .
Y los cambios están pesando en los mercados, uno de los barómetros favoritos de Trump por su desempeño. El índice S&P 500 cayó un 5,6% la semana pasada por preocupaciones sobre el crecimiento económico, la peor pérdida en la semana previa a las elecciones presidenciales.
Trump, sin embargo, ha mantenido su enfoque desafiante y dice que tiene suficiente apoyo en los rincones olvidados de Estados Unidos para cumplir un segundo mandato. Necesitará su base acérrima, que es más probable que vote en persona, para obtener victorias en varios estados de la misma categoría. Y necesita que los demócratas que son tibios con Biden, particularmente los votantes urbanos y minoritarios, se queden en casa.
Los ayudantes de Biden han levantado banderas de advertencia en las últimas semanas de la contienda de que la campaña no ha hecho lo suficiente para alentar a los votantes negros y latinos a participar, particularmente en estados críticos como Florida y Pensilvania y estados en expansión como Arizona. Hasta ahora, menos de la mitad de los votantes no blancos en esos estados han emitido sus votos.
Pero Trump ha perdido el apoyo de grupos clave, incluidas las personas mayores y las mujeres de los suburbios, por su respuesta a la pandemia. Biden ahora lidera por más de 20 puntos porcentuales entre las mujeres en la mayoría de las encuestas.
“Creo que muchas mujeres están luchando más que nunca debido a Covid-19, y creo que eso realmente ha impactado en esta elección”, dijo Nichola Gutgold, profesora de Penn State Lehigh Valley que estudia a las mujeres en política. “Las mujeres de los suburbios de clase media se han vuelto contra Trump principalmente porque sus vidas se han vuelto muy difíciles”.
Esa tendencia tiene a los demócratas cautelosamente optimistas sobre sus posibilidades de recuperar la Casa Blanca y posiblemente también el Senado. Las encuestas han mostrado sistemáticamente que Biden lidera a nivel nacional y en estados cambiantes clave. En comparación con 2016, la participación parece estar lista para crecer y menos votantes están indecisos. Mientras tanto, Trump y los republicanos del Senado están jugando a la defensiva en estados tradicionalmente confiables, incluidos Georgia, Carolina del Norte y Texas.
“Hay una energía explosiva por parte de la gente del lado demócrata que se niega a creer en las encuestas”, dijo Ben Wikler, presidente del Partido Demócrata de Wisconsin. Tanto Michigan como Wisconsin cambiaron a Trump en 2016, pero cada estado eligió a un gobernador demócrata en 2018 y las encuestas indican que están listos para permanecer con los demócratas este año.
Senadores en peligro
Los republicanos ingresan a las elecciones con una mayoría de 53-47 en la cámara. Se considera que tres republicanos, Cory Gardner de Colorado, Susan Collins de Maine y Martha McSally de Arizona, tienen probabilidades de perder, y las carreras por ambos escaños en el Senado en Georgia y uno en Carolina del Norte, Carolina del Sur, Iowa y Montana están cerradas. Se considera que los republicanos probablemente reclamarán un escaño en el Senado de los demócratas en Alabama, y también han hecho un esfuerzo para derrocar a los demócratas en Michigan y Minnesota.
Las dos campañas han presentado plataformas marcadamente divergentes.
Biden ampliaría la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, aumentaría los impuestos a los ricos y a las corporaciones, promulgaría políticas climáticas que Trump ha abandonado y expandiría la inmigración estadounidense que Trump ha frenado. Dice que devolvería la dignidad y la coherencia a la Casa Blanca y repararía las deterioradas relaciones con los aliados en el extranjero.
Mantener el rumbo
Trump ha hecho campaña para mantener el rumbo: recortar más impuestos, continuar fortaleciendo las fronteras de Estados Unidos, frenar aún más la inmigración y hacer retroceder más regulaciones. En repetidas ocasiones ha luchado por articular una visión más amplia para su segundo mandato.
“Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande, otra vez”, dice Trump, reciclando su lema de 2016.
Si Biden gana y los demócratas toman el Senado, los liberales lo presionarán para que lleve a cabo una serie de cambios estructurales en el gobierno. Eso podría incluir expandir la Corte Suprema, para diluir la mayoría conservadora que Trump reforzó, y otorgar la estadidad a Washington, DC y Puerto Rico, agregando lo que serían cuatro demócratas casi garantizados a la mayoría.
