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Superstición, ignorancia, misticismo

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Coctel letal que conspira contra las campañas inmunizadoras

En 1956, Elvis Presley cumplía 21 años y sabía que más temprano que tarde, el Ejército lo llamaría a cumplir el servicio obligatorio. Pero antes de vestir uniforme y ser comisionado a Europa, Elvis lanzó el simple “ Heartbreak Hotel ” que picó en punta convirtiéndose en un éxito de costa a costa y popularizando su figura de ídolo energético y vital. Las autoridades sanitarias norteamericanas, que peleaban a muerte contra la poliomielitis que cegaba miles de vidas infantiles dejando decenas de miles de tullidos, decidieron aprovecharse de esa faceta del “rey”. Así fue que el 28 de octubre de 1956 cuando Elvis, al tiempo de promocionar su primer éxito arrasador en el rock’n roll, permitió que lo fotografiaran dándose la vacuna antipolio. El efecto fue electrizante. Ese año, de apenas el 0,3% de jóvenes de menos de 21 años vacunados contra la polio se pasó a más del 80%, con lo cual la epidemia pudo ser controlada y tiempo después, erradicada. Tal el poder de una figura emblemática sobre masas influenciables.

Setenta años después, escenas como la de Elvis se repitieron en numerosos puntos del mundo, impactados por el virus chino. Primeros ministros, artistas, científicos, los denominados “referentes sociales” aparecieron de nuevo en escena repitiendo el rito de la vacunación pública para invitar a la gente a inmunizarse sin miedo.

Por loco que parezca, los movimientos antivacunas no solo sobrevivieron los siglos sino que se multiplicaron. Tanto que Mick Jagger, el líder de The Rolling Stones, cargó contra la vida a que lo obliga la pandemia con su tema “Eazy Sleazy”, ironizando sobre aquel delirio que alguien fogoneó al decir que el coronavirus era un invento de Bill Gates para vender sus suerons inmunizantes, tal como difunden los terraplanistas antivacunas. “Son simplemente irracionales -dispara Mick-. No tiene sentido hablar con esa gente. No lo entienden. Y no importa lo que digas, no van a creer en ello. Y el pensamiento racional no funciona”.

En demasiados casos y circunstancias, claro que no funciona. De los diez primeros países en donde se concentran los movimientos antivacunas, siete se encuentran en Europa. El 41% de los franceses no cree en las vacunas, porcentaje que triplica la media mundial. ¿Cómo, la civilizada Europa, con la culta Francia a la cabeza? Ni más ni menos.

Como lo dijera el viejo y entrañable Robert Ripley, aunque usted no lo crea.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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