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¿Sufre Ud. nomofobia?

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Cada civilización, a su tiempo, ha padecido enfermedades propias de su época. Roma, fundada sobre lagunas y pantanos, padeció por siglos la fiebre cuartana, una variedad de malaria que los mataba de a miles… hasta que inventaron las cloacas, los acueductos y las carreteras y Roma se convirtió en una auténtica city. En la Edad Media eran comunes los vasos y platos de plomo, así que los europeos de aquella era no tuvieron más remedio que enfermarse –y frecuentemente, morir- de saturnismo, que no es otra cosa que el envenenamiento por plomo, un metal pesado que se acumula en los huesos, sustituye al calcio y al hierro y… ya podemos imaginar lo que ocurre con el enfermo. Dicen que a Beethoven lo volvió sordo y Goya, el de las majas desnudas y los desastres de la guerra, tuvo que dejar su arte afectado por el plomo de sus pinturas. Y mejor ni meterse con las enfermedades del siglo XX porque necesitaríamos una biblioteca médica completa.

El siglo XXI ha traído una serie de ventajas como el tele diagnóstico, una panoplia impresionante de tratamientos y remedios para todo. Pero algo habría de surgir para arruinarle el panorama a la medicina del siglo. La nomofobia.

La etimología de esta palabreja deriva del anglosajón “no mobil phone”, literalmente, “sin teléfono móvil”. ¿Cuáles son sus síntomas? Puede comprobarse cuando el nomofóbico empieza a palparse los bolsillos, escudriña espasmódicamente su bolso, cartera o mochila y, de pronto, queda extático, con la mirada perdida en el horizonte al caer en la cuenta de que no tiene su teléfono móvil. Lo ha olvidado en su casa, en la oficina, en el motel, en el ómnibus o quién sabe dónde. A partir de allí se desata en el nomofobico una catarata de sensaciones: ansiedad (¿me habrá llamado alguien?), temor (¿me lo habrán robado?), incertidumbre (¿y ahora qué hago?), frustración (pierdo el día) y depresión (¿cómo salgo de esto?). Es un nuevo síndrome que puede afectar, de leve a gravemente, la vida de las personas. Sólo se puede calmar al nomofóbico reuniéndolo con su teléfono celular. La recuperación será rápida y, al parecer, sin secuelas.

Todo lo descrito parece una caricatura. Pero nada más lejos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya habla de “dependencia digital” que ataca con preferencia a la población joven y es casi tan severa como la adicción a las drogas y al alcohol.
Para pensar.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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