Conectar vías de entrada, salida y penetración en una gran ciudad implica desafíos de alta ingeniería vial. Asunción y su entorno ya conforman un gran conglomerado urbano que va requiriendo soluciones cada vez más complejas al tránsito creciente de vehículos de todo tipo.
Resulta inevitable que los planteos de ingeniería sean estructuralmente cada vez más agresivos desde el punto de vista del paisaje urbano. Cada ciudad resuelve esos atolladeros de la manera más creativa posible y, naturalmente, ajustada a sus posibilidades presupuestarias.
Una solución creativa fue la que encontró la administración de la ciudad de Buenos Aires cuando encaró la necesidad de conducir por carriles exclusivos el copioso tránsito de camiones pesados que, entrando desde la provincia, debían llegar hasta el actual emplazamiento del puerto de cargas. ¿Cómo hacer para que ese torrente de tránsito no cortara la circulación de vehículos livianos sin necesidad de apelar a los semáforos? Encontraron la respuesta con el denominado Paseo del Bajo, que no es viaducto, ni túnel ni autopista. Bajo la denominación de “trinchera”, esta arteria de cuatro carriles transcurre bajo el nivel de la calle, algo así como un túnel a cielo abierto que elimina cruces a nivel y reduce de 45 a 7 minutos el tiempo que lleva transitar sus 7,1 kilómetros de trazado. Esto permitió conectar, transversalmente, el centro histórico de Buenos Aires con el gran desarrollo urbano de Puerto Madero, habilitando espacios verdes y nuevas áreas comunes de recreación… todo, sin alterar el panorama urbano de la ciudad.
Tal vez no sería descabellado pensar algo parecido para ese tramo crítico de interconexión vial que debe pasar frente al Jardín Botánico, la reserva verde más grande de la ciudad. Sería cuestión de calcular la diferencia de costos y ejecución entre viaducto y trinchera. Como se trata de agredir lo menos posible semejante patrimonio urbano, no estaría mal sacarle la punta al lápiz y hacer números. Por ahí, todo cierra y evitamos que el horizonte verde sea interrumpido por masas de cemento, siempre son agresivas a la vista.
Es de suponer que cuando el intendente de Buenos Aires propuso el Paseo del Bajo lo habrán considerado un extravío. Hoy, la obra está habilitada y operativa.
Por esta vez, para variar un poco, podríamos intentar copiar una buena idea.