
Por: Guadalupe Robles, historiador mexicano
- La prudencia. Es tal vez la madre de las virtudes. Con base en ella se deben tomar las decisiones más importantes sin dejar de advertir las posibles consecuencias. La política es pasión, pero también frialdad. Saber medir los equilibrios. Un político prudente tiene que huir de los extremos. Esperar el momento oportuno para avanzar y retroceder sólo para volver a tomar impulso. Reflexionar siempre cualquier decisión, aunque a veces el tiempo sea corto para decidir.
- El conocimiento del entorno. Todo político debe ser una persona bien informada. Conocer de qué está rodeado. De personas y circunstancias. Poseer información precisa y razonada. No sobre informarse pues terminará confundido. Habrá de saber a quién hacer caso y a quien no de sus asesores. Saber escoger sus fuentes. Confiar en su intuición. Controlar sus emociones. Quitarse los prejuicios al momento de reflexionar y tomar decisiones.
- La valentía. La política no es para espíritus cobardes. Un político debe atreverse al riesgo. Huir de las zonas de confort en que se mueve la rutina política. No debe mostrar nunca sus miedos a sus adversarios. No debe también, temer a equivocarse. La valentía no es una virtud exenta de inteligencia y reflexión. Se debe medir muy bien el manejo de las consecuencias de sus actos.
- La humildad. Un político siempre debe conocer sus limitaciones. No engañarse con lo que no es, y no dejarse llevar por el halago convenenciero que siempre acompaña al poder. Humildad no es debilidad ni pobreza de espíritu. Es la virtud que ayuda al político a dimensionarse. A conocerse a sí mismo. Es una barrera indispensable para la desmesura y la vanidad.
- La responsabilidad. Un político debe decidir y actuar con base en el bien de los demás y no con base en sus caprichos. El poder no es un premio sino una responsabilidad. Lo otorga el pueblo para que se actúe en beneficio de la gente, no del político. Las convicciones personales del político pasan a un segundo término cuando se toman las decisiones importantes.
- El conocimiento de la historia. Nada comienza de la nada. Siempre la historia guarda algo parecido al problema que hoy se enfrenta. Hay que aprender sus lecciones. Adaptarlas al presente y buscar soluciones estudiando lo que otros decidieron en otros tiempos. Evitar los errores que otros cometieron y sopesar sus aciertos. La historia repite muchos acontecimientos que son más parecidos entre sí, de lo que pudiéramos imaginar.
- La astucia. La política también es ingenio e imaginación. Es saberse adelantar a los acontecimientos. Ganarles las jugadas a sus enemigos. Descubrirle sus trampas. Tener reflejos y salidas de escape a los problemas. Ofrecer la frase precisa y oportuna. Tener sentido del humor. No dejarse arrinconar nunca. La astucia es saber sobrevivir en la política.

Periodista Senior