La información suministrada por Darío Messer a la justicia brasileña, bajo la figura de delación premiada (o confesión anticipada) cierra aún más el cerco judicial sobre el ex presidente Horacio Cartes.
O al menos, debería hacerlo. Ya se sabe que en el Paraguay, entre el deber ser y el ser hay una distancia muchas veces inconmensurable. Messer está procesado en el Paraguay, con orden de captura internacional y declarado reo prófugo.
El delito del que se lo acusa es lavado de dinero y asociación criminal. Con él cayeron Juan Pablo Jiménez Viveros, Adolfo Enrique Granada Cubilla, Ilan Grinspun y Dan Wolf Messer. En abril de 2019, Jiménez Viveros fue beneficiado con prisión domiciliaria; Granada Cubilla quedó sobreseído “provisionalmente” levantándosele las medidas cautelares y Grinspun obtuvo prisión domiciliaria.
Dan Messer, finalmente, fue declarado en rebeldía al igual que su padre y ordenada su captura internacional. El último movimiento en el expediente abierto en esta causa está registrado el 22 de junio pasado, Palacio de Justicia.
Como es de rigor, con Darío y Dan Messer fuera del país y bajo proceso en Brasil, los peces gordos han escapado de los tribunales paraguayos. Dan Messer está incluído, con otra veintena de personas, en el denominado “Operativo Patrón”, una verdadera organización criminal que permitió a los Messer ocultarse en el Paraguay y escapar por años a la pesquisa brasileña. Como se le congelaron cuentas y embargado bienes, Messer pidió ayuda económica a Horacio Cartes para organizar su defensa ante las demandas de los tribunales de su país.
El problema es que a medida que el Lavajato y el Operativo Patrón avanzan, saltan a la luz numerosas inversiones inmobiliarias en el Paraguay, financiadas por los Messer con fondos cuyo origen no podrían explicar en juicio.
Así, la relación Messer-Cartes se torna cada vez más comprometedora.
Para la justicia paraguaya, una pieza fundamental en este rompecabezas, el ex presidente Cartes, no figura siquiera como imputado, menos como procesado o al menos como sospechado en los expedientes judiciales, que es lo que cuenta. No es así para la justicia brasileña que una vez ya ordenó su detención.
Ahora, después del último “desembuche” del “doleiro de doleiros”, un nuevo interrogante comienza a abrirse sobre el vínculo Cartes-Messer.